La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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En algunos sitios hay una auténtica obsesión por escribir la gran novela. Los vecinos se encuentran en la cola de la panadería y, en lugar de charlar sobre las isobaras, los cirros y los cúmulos,  como en todas las panaderías y ascensores del universo, se ponen a hablar de la gran novela pendiente.

-Oye, ¿ya has escrito la gran novela?

-No, yo no. ¿Y tú?

-Yo tampoco.

-Habrá que esperar.

-Se ve que sí.

Luego, los tíos pagan las barras a la panadera y se van a su casa, con su frustración, con sus párrafos sin escribir taladrándoles el cráneo.

Si nos atenemos a la literatura en español, por ejemplo, ya no surge este debate, porque todo el mundo asume que la obra fundacional de su narrativa, el Quijote, es también su gran novela. Punto final. Pero en Estados Unidos, por cruzar al otro lado del Atlántico, la cuestión de la gran novela americana está siempre ahí, al acecho. Con cada nueva generación de autores surge la ambición de escribir esa gran novela pendiente, cuando a lo mejor ya está escrita. ¿O no?