Para mostrar su desdén por una ciudad en la que no habían sido particularmente bienvenidos, los clásicos se sacudían el polvo de las sandalias nada más cruzar la puerta de sus murallas. Ahora, después de leer determinadas cosas perpetradas por ahí, vamos a sacudirnos el polvo, aunque sea únicamente de las sandalias del cerebro. Y qué mejor sacudida que la que nos proporciona Hasta Elena con su entrada Lobo Antunes: la literatura en estado de exigencia. La blogosfera, conviene recordarlo ahora, también custodia estos tesoros.
Tremenda sacudida la de Lobo Antunes. No encuentro sustantivos, todos serían calificativos. El amigo ´suyo que dice que tuvo un accidente vascular debe ser Cardoso Pires, otro portugués, ya fallecido, que escribió un libro precisamente sobre su falta de memoria, de consciencia de lo que había ocurrido en esos días. No recuerdo el titulo. También es un descubrimiento el gusto de Lobo por la poesía de Rosalía de Castro… Gracias Luis por descubrirnos este tesoro.
Gracias a ti, Rodri, por dejarte caer por estos pagos. El mérito es de Elena y de Lobo Antunes. Un fuerte abrazo.
De profundis, Valsa lenta.
(El excelente librito de José Cardoso Pires que menciona Rodri, con prefacio de João Lobo Antunes, hermano de António)
Saludos pensando también en Joaquim Jordá y su Monos como Becky.
Todo un honor que escriba un comentario el señor Egas Moniz, inventor de la lobotomía y Premio Nobel de Medicina y Fisiología. Cardoso Pires es otro de los grandes escritores portugueses a los que tenemos un poco arrinconados a la sombra de Saramago, que tampoco es manco, claro, pero que ha eclipsado a tantos enormes autores del sur del Miño, como Miguel Torga, Eugenio de Andrade, etc. Un abrazo.
Por alusiones, gracias Luis.
La verdad es que la velada con Lobo Antunes fue un gustazo literario de primer orden. Y lo curioso es que como dice Vila-Matas en su último Dietario voluble, al menos aquí: «Hemos oído comentarios de ese acto, pero ninguno en la prensa escrita, ya que a este tipo de actividades -salvo que quien hable sea un cocinero mediático- ya no asiste el periodismo cultural.»
Si cada vez que leemos algún improperio de los que por ahí se sueltan tenemos que sacudirnos el polvo de las sándalias del cerebro, pobres sándalias y pobres cerebros. Ya no nos quedan «polvos que sacudirnos». ¿Qué haremos ahora?. Realmente es una faena, a mayores.
O desaparecimento da neve está inscrito aqui,
palavras cheias de vazios que,
ocultas e ocas,
esperam ao desgelo para ser mal o que são,
um manto, um véu, um visillo
que substituem as provas de amor
É possível que assim seja a escrita,
o que somente conhecemos
quando a virgindade do papel desaparece
e o pensado se nos amostra nele.
E então o escrito cai sobre nós,
nos cobre ,
achamos que nos abriga,
às vezes que é suficiente,
outras vezes que é primordial
e algumas, inclusive, imprescindível.
Mas não é assim,
não deveria ser assim,
não pode ser assim.
Como a memória é curta,
necessitamos recordatórios
e armazenamos livros,
frases,
poemas,
contos,
literaturas.
O desaparecimento da neve tem que descobrir outra coisa,
porque o escrito, a palavra,
o que sabemos que está aí mas não se vê,
por muito que o digamos,
por muito que o encontremos,
não pode substituir ao amor.
Sim o desgelo não nos deixa livres
para dar provas de amor,
de todo o amor,
do amor por tudo,
o desaparecimento da neve
seguirá sendo uma mentira,
só meteorologias,
seguirá sendo literatura,
só um meio de expressão,
não o silêncio do que sentimos.
Bem,
E agora que?
Sabido isto,
Como o integro em mim,
que para poder dizê-lo,
que para poder senti-lo,
necessito do desaparecimento da neve?
Será des-necessitando,
des-aprendendo,
fazendo o exercício de não pensar,
mas,
Como se fai isso?
Em que forma posso ir-me do que acho que sou,
mesmo que não o seja e em parte o saiba,
para ser aquilo que não sei que sou,
mesmo que o saiba e em parte o seja?
Como se fai para ser não sendo,
como para não ser sendo?
E nisso ando,
nessa profundidade tão honda,
que está tão perto da superfície,
como o está a erva que cobre um floco de neve.
Phi
Conviene decir aquí, creo yo, que nada se nos debe exigir a quienes ni siquiera somos nosotros mismos, a quienes no pertenecemos a la literatura más allá de nuestra necesaria soledad de escritores anónimos.
Exigencia propia, eso si, pero no de la literatura ni de nadie.
Sé que nadie aquí exige nada, pero quería decirlo.
Gracias por permitirmelo, Luis.
Perdón, me ganó un impulso y no agradecí ni el enlace ni lo que el enlace enlazó.
Gracias a Luis, Elena, Lobo Antunes y a Flash Gordon y los tebeos.
Tienes razón, Nano, lo que pasa que a uno, a veces, también le hierve la sangre. Un abrazo
Pi&Phi, gracias por ese hermoso poema. Abrazos (por partida doble).
Elena, me alegro de verte de nuevo por aquí. De nada. Gracias a ti por haber recogido ese fecundo diálogo. Sobre lo de la prensa cultural, pues efectivamente habría que hacer un poco de autocrítica. Lo de los cocineros mediáticos es un asunto en el que estoy totalmente de acuerdo, parece que ahora son los nuevos intelectuales planetarios. Hombre, a mí me gusta comer, como a todo el mundo. Pero la comida es comida. Y el arte es arte. Y la literatura es literatura. Lo digo así, en plan perogrullo, porque parece que a veces perdemos la perspectiva y hay gente que se cree que Adrià es el nuevo Velázquez o el nuevo Ortega y Gasset. Y tampoco es para tanto. Digo yo. Un abrazo.
Acabo de leerlo,estupendo, me ha gutado mucho.
Saludicos
Me ha gustado mucho esta entrevista, es más, me viene estupendamente haberla leído.
Hoy que tengo más tiempo me meto en tu casa un ratico.
Kisses,
Marta