Los números naturales (esos que siguen la senda del 1, 2, 3,… hasta el infinito) se llaman así precisamente porque nacieron del acto natural de contar. El troglodita, cuando salía un rato de la caverna, iba enumerando los mamuts a los que iba a clavar al sílex para hacer luego acopio de chicha en el fresquero de la gruta. El niño aprende a contar antes que a leer y a escribir y al mismo cativo le decimos muy seguros que contar ovejitas es un somnífero demoledor (ya descubrirá luego al malvado doctor Estivill y su método, y, de adulto, la contundencia del lorazepam). El pequeño también descubre que algunos de sus ídolos tienen como gran pasatiempo contar y recontar. Por ejemplo, el tío Gilito se lo pasa en grande repasando las monedas de oro de su depósito, y el Conde Draco de Barrio Sésamo se echa unas risas discurriendo del uno al diez una y otra vez. Muy bien. Eso es lo que los explicamos a los niños. Perfecto. Hasta que un día se hacen mayores, abren el periódico y se encuentran con la foto de arriba etiquetada con un enigmático G-20. ¿20? Hombre, así, a ojo, en la foto, diciendo patata, hay 31 personas (sí, los políticos también son personas). Vale. Restamos a la reina Isabel II, porque el Reino Unido ya está sipi con el primer ministro Gordon Brown. Entonces, el G-20 son 30. Y digo yo, ¿harán igual el resto de cuentas nuestros mandamases? Es que si todas las sumas y restas las hacen así, poniendo 20 donde son 30, ya voy entendiendo mucho mejor el tema este de la crisis. ¿Y si ponemos a un parvulito a llevar la macroeconomía? Por lo menos sabe contar.
Actualización (18.00 horas): César Rodríguez también se hace interesantes preguntas en su Juego de Tronos. Es cierto: ¿por qué no asistieron a la cumbre paralela los maridos de Isabel II, Angela Merkel y Cristina Kirchner? ¿No fueron invitados estos esposos al té con pastas? ¿Qué hace Bibiana Aído que no exige que se aplique a machete la ley de igualdad en todo Occidente?
Nueva actualización: pero si ahora resulta que hasta los pollitos saben contar.
Sarkozy siempre sentado en las fotos, indudablemente por ser de los bajitos. Y sin embargo se llevó a la Bruni, Diosa (con mayúsculas) de toda una generación. Para que luego digan «que el tamaño importa».
La foto sugiere algunas cosas interesantes. La ubicación de las autoridades es ¿aleatorio o férreo determinismo?. ¿Cómo se determinan estas cosas?
Para «aal». Mi entrañable bloguero, cuanta alegría encontrarte en foro distinto al habitual. No debe ser cuestión de protocolo pues Zapatero esta demasiado bien posicionado. Al lado de la Merkel, de Brown, y muy cerca de Sarkozy e incluso de Obama. Por seguir con tu argumento filosófico, «libre albedrio». Saludos y hasta pronto.
Pues lo mas seguro es que un parvulito lo haga bastante mejor que esta cuadrilla de desgarramantas.Con respecto a la pregunta que te haces de si los políticos son también personas,cada día tengo más dudas .Esta muy claro.Si 20 son 30 esto no va para largo,si no para larguísimo.Saludicos.
Pues yo tengo un problema… de los treinta me sobran veinte, no, no, me sobran veintinueve. En una empresa española serían despedidos por gestión dañina, por no producir lo suficiente.
Yo sigo enredada en estas cosas tan mías que afectan tan sólo a millones de personas. Y me da que ninguno de los afectados está en la foto.
Otra cosa, una análisis freudiano de la foto tendría interesantes conclusiones. Ay, esa cortina de fondo.
Bicos,
Marta
Un saludo Nano. Y veo que tenemos amigos comunes.
Y dices bien. La pregunta que quería hacer, en realidad, no era ¿casualidad o férreo determinismo?, sino ¿libre albedrío o férreo determinismo?.
Si es férreo determinismo, invito a los amantes de los acertijos a buscar el criterio o la pauta de colocación seguida.
Si es «libre albedrío», el tema se vuelve, si cabe, mucho más interesante. Afinidad de caracteres acaso entre Merkel y Zapatero? Imagináis a Obama en la última fila, dónde, sorprendentemente, se encuentra Berlusconi?, etc etc. Como dice Entrenomadas, hay un análisis psicoanalítico de la foto pendiente de hacer.
Esto del G-20 me invita a pensar que somos idiotas. Encargamos, es un decir, porque aquí los curritos ni pinchamos ni cortamos, que solucionen el asunto a quienes no han hecho nada por evitarlo, por incompetentes o porque se lo estaban llevando crudo. Mientras tanto, quienes manejan los hilos de esta crisis provocada y teledirigida desdes los despachos y que tiene una finalidad muy concreta de la que nadie habla, siguen dando instrucciones a los técnicos de marketing que trabajan para ellos y que dirigen estas puestas en escena, en el sentido de ver cómo venden que se está intentando hacer algo en una dirección mientras ellos siguen dando vueltas de tuerca en la otra. Y mientras, los medios de (des)información omiten hablar de que esta «cumbre» es como poner al pirómano al cuidado del incendio.
En fin.