La Voz de Galicia
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RUSIA, UN PAÍS DE THRILLER*

A Martin Cruz Smith (Pensilvania, Estados Unidos, 1942) lo conoce sin duda el lector por El parque Gorki (1981) —la primera novela protagonizada por el detective ruso Arkady Renko— y por su versión cinematográfica, dirigida por Michael Apted (realizador de El mundo nunca es suficiente) y con William Hurt en el pellejo de Renko. Ese título inicial de la saga es un thriller puro y duro —de hecho, como nos recuerda ahora su editorial española, fue elegido por la revista norteamericana Time como el mejor thriller de los ochenta—, ágil y que consigue eso que tantas veces se pregona y que tan pocas se consigue: engancha desde el primer párrafo.

Con El fantasma de Stalin, que publica en español el sello Emecé, alcanza Smith la sexta entrega de la serie dedicada a Renko. En esta ocasión, el sabueso ruso tendrá que investigar un caso poco convencional: varios pasajeros del último tren nocturno del metro de Moscú aseguran haber visto el espectro de Stalin en el andén de la estación Chistye Prudy. Y, tras abordar las primeras pesquisas, Renko se encuentra envuelto en la investigación paralela de unos extraños asesinatos en los que solo él parece apreciar un inquietante nexo de unión.

La escritura de Martin Cruz Smith es trepidante y exhibe ese sabor añejo de la gran novela negra, con frases que a veces suenan como el impacto de un directo a la mandíbula. Basta echar un vistazo, por ejemplo, al arranque de la novela para comprender cómo se las gasta el autor: «Eran las dos de la madrugada, una hora que tanto podía ser temprano como tarde. Las dos de la madrugada eran un mundo en sí mismo».

Y, mientras discurren las andanzas de Renko, el lector va descubriendo la lúgubre trastienda de la Rusia actual, un país de thriller en el que el antiguo esplendor del metro moscovita se mezcla con el alcoholismo, la prostitución, el crimen y una corrupción que parece impregnar todas las capas de la sociedad, menos, tal vez, la del insobornable y tozudo detective. Antiguos espías, soldados que se han pasado a las filas de la política, la guerra de Chechenia y una leve nostalgia de los tiempos de la Unión Soviética componen el paisaje en el que se mueven los atribulados personajes de esta novela, zarandeados como la propia Rusia por los golpes de los que, cualquiera que sea el régimen político, siguen aferrados a las riendas del poder. A gran distancia de las moquetas de los hoteles de lujo y las doradas cúpulas del Kremlin, entre la nieve pisoteada por los turismos y los vagabundos, transcurre la vida real, esa que digerimos en esta contundente novela.

Arkady Renko ha vuelto. Abróchense los cinturones.

 

*Publicado hoy en el suplemento Culturas de La Voz de Galicia