Otra curiosidad que nos revela la lista de los 43 presidentes que ha tenido hasta la fecha Estados Unidos (Obama se convertirá en el número 44 cuando tome posesión el próximo 20 de enero): hasta el desembarco de Barack Hussein sólo ha habido otro inquilino del despacho oval que no fuese un W.A.S.P. (siglas de white anglo-saxon protestant: es decir, blanco, anglosajón y protestante). Fue John F. Kennedy, que habitó en la exclusiva mansión de la avenida Pensilvania de Washington entre 1961 y 1963. Era blanco y anglosajón, pero católico. Obama es protestante, pero obviamente incumple las otras dos reglas no escritas de una casa que, hasta hoy mismo, ha sido demasiado blanca.
El mejor profeta es el pasado. Nos enseña que nunca llueve que no escampe y que algunas veces los símbolos levantan el ánimo, por eso son tan importantes. Como en el fuego de San Telmo cuando arranca a alumbrar anunciando el fin de la tormenta, al concluír los ciclos y las caducas hegemonías, nacen otras divisas. Todos anhelamos esa luz rutilante sobre los aparejos augurando la calma. Quizás sea ese albor que resplandece ahora sobre la piel negra de los oprimidos convirtiéndola en esperanza encarnada en un nuevo líder. Quizás como el fuego de San Telmo asistimos solo a un fenómeno eléctrico o en este caso mediático. Sea lo que sea, es evidente que algo ha cambiado.
Por lo menos, creo que hemos ganado en ilusión, que en estos tiempos que corren no es poco. Por cierto, ahora que menciono la palabra, me viene a la cabeza ese enorme el libro que escribió Julián Marías (tan ignorado en su propio país) sobre el tema: Breve tratado de la ilusión. Merece una profunda relectura.
Un abrazo