«Cuando la niebla de la anestesia se desbarató y al fin abrió los ojos, la luz fluorescente de la unidad de cuidados intensivos le recordó a Miguel Andrade que no sabía quién era».
Esto es el arranque de una «cosa» -llamarla novela sería pretencioso- titulada, a partir del verso de Louis Aragon, La noche de las palabras. Hay 120 páginas más dentro de un cajón. Se admiten, e incluso se agradecen, consejos, críticas, enmiendas, alegaciones, tachaduras y conjeturas sobre este comienzo y sus hipotéticas continuaciones.
hmmm.. interesante, quiero más!
¡volví!
nos leemos, aunque se me ha acumulado un poco el trabajo durante estas cortas vacaciones!
un beso!
x
Me encanta el contrasentido «recordar que no sabía quién era»…, quisiera poder leer el resto.Gracias.
Ada y María Jesús, gracias por vuestros comentarios. ¿Habrá más? ¿O se quedará todo en un simple inicio? Quién sabe… Por cierto, podéis aportar ideas, itinerarios… Yo tengo mis conjeturas, pero, ya digo, metidas en un cajón a la espera…
Ahora que nos ha dejado probar el caramelo, no nos lo saques. Si no, no haberlo desenvuelto, ¿no? Venga, no te hagas de rogar y sigue. Has empezado bien, lo que no es nada fácil.
Saludos.
No sabía quién era,pero sí sabía que hubo cosas que hizo,a su pesar, o tal vez con toda su voluntad puesta en ello. También quería recordar las cosas que dejó de hacer, pero aún no estaba bien despierto. Sí, esa niebla de la anestesia era posible que hiciese causa común con la cruel frase que le martilleaba, no en los oídos, sino en el propio disco duro de su cerebro.
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Ahora que siga otro, un saludo, Luis, Ada, Migramundo y todos los demás.
Quizás más que aquella frase, a Miguel Andrade le atormentaba la huella que aún quemaba su retina, el gesto en su cara cuando articuló las palabras y las dejó salir de sus labios. Entonces fue cuando ella sintió que no conocía al hombre que estaba sentado en el asiento del copiloto, el hombre que había estado ahí sentado los últimos dieciséis años. Aquello fue un instante antes del accidente. Pero él sólo sentía el dolor de una imagen borrosa en su retina.
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Esto puede convertirse en una locura!
besos!
Otro viaje por el scriptorium….?
Esto se está poniendo interesante… Ada, Guillermo, Pepaypepe, María Jesús, Brais… muchas gracias por esos comentarios y prolongaciones de mi inicio. Brais, te suena a Auster? Tal vez a uno se le quedan pegadas las lecturas a la punta de los dedos…
A ver si cuelgo otro párrafo. Por cierto, sabiais que párrafo es un anagrama de farrapo? Por algo será…
dolor en su retina… o el dolor le quemaba tan dentro,tan hondo y a la vez tan real.Se llevó la mano hacia los ojos, quiso huir del recuerdo a la vez que se adentraba en el dolor. Pero Miguel Andrade no fue capaz de realizar ese gesto tan sencillo…
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Un saludo para todos. Luis sabías tu que J.A. Perozo, en su momento inexplicable, o tal vez explicable, premio Blanco Amor, tuvo hace un par de décadas un programa en una emisora de radio, al que denominama «Farrapos de gaita».
Seguro que no se acuerda ni él mismo, fue en Vigo en aquellos años 80.
«Cuando la niebla de la anestesia se desbarató y al fin abrió los ojos, la luz fluorescente de la unidad de cuidados intensivos le recordó a Miguel Andrade que no sabía quién era».[No sabía quién era,pero sí sabía que hubo cosas que hizo,a su pesar, o tal vez con toda su voluntad puesta en ello. También quería recordar las cosas que dejó de hacer, pero aún no estaba bien despierto. Sí, esa niebla de la anestesia era posible que hiciese causa común con la cruel frase que le martilleaba, no en los oídos, sino en el propio disco duro de su cerebro.][Quizás más que aquella frase, a Miguel Andrade le atormentaba la huella que aún quemaba su retina, el gesto en su cara cuando articuló las palabras y las dejó salir de sus labios. Entonces fue cuando ella sintió que no conocía al hombre que estaba sentado en el asiento del copiloto, el hombre que había estado ahí sentado los últimos dieciséis años. Aquello fue un instante antes del accidente. Pero él sólo sentía el dolor de una imagen borrosa en su retina.][dolor en su retina… o el dolor le quemaba tan dentro,tan hondo y a la vez tan real.Se llevó la mano hacia los ojos, quiso huir del recuerdo a la vez que se adentraba en el dolor. Pero Miguel Andrade no fue capaz de realizar ese gesto tan sencillo…] La sensación de humedad almohadillada no le dejaba mover ningno de sus miembros y desde de la cara de ella descompuesta por sus palaras y el volatazo delante del camión no tenía ningún recuerdo, acaso pinceladas borrosas en una mezcla onírica de emociones y ruidos.
Entonces lo sacó de aquel profundo océano la voz de un enfermero que entró hablando con un compañero sobre el partido del día anterior. Al verlo despierto se acercó y le habló. «Señor Andrade, se encuetra usted en la unidad de cuidados intensivos del Hospital del Mar, sufrió un accidente de tráfico y graves traumatismos cerebrales, ha sido usted operado», mientras el enfermero hablaba, comprobaba sus constantes y le tomaba la temperatura, Miguel Andrade se sentía bombardeado y no era capaz de recordar nada antes de aquel volantazo que se mezclaba con una cara aterrorizada que se difuminaba en su mente al contacto con la realidad, como cuando olvidas un sueño. «No hemos podido encontrar a ninguno de sus familaires aún ,pero estamos en ello, en unas horas le subiremos a planta» el enfermero continuaba…
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he copieteado todos los fragmentos para que mantengamos una unidad…
jejeee!!
besos!
:D:D
Subiremos a planta…le subiremos a planta»y su ceebro le transmitía no las palabras del enfermero y su ayudante,esa planta de la que hablaban,en su cabeza tenía otras raices extrañas,unas ramas que le asfixiaban.Imágenes inconexas,el volantazo,la cara de la mujer,era joven aquella mujer?o era una niña tan solo…no sabía,no podía recordar,solo esa sensación de huida,de no poder parar.Y después el miedo,la angustia más bien.Pero sobre todo el nombre,xq le llamaban todos Andrade,él no conocía a ningún Andrade…o tal vez sí?
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Saludiños para todos y para Ada el agradecimiento por ir pegando los retazos,fragmentos o farrapos.
«Cuando la niebla de la anestesia se desbarató y al fin abrió los ojos, la luz fluorescente de la unidad de cuidados intensivos le recordó a Miguel Andrade que no sabía quién era».[No sabía quién era,pero sí sabía que hubo cosas que hizo,a su pesar, o tal vez con toda su voluntad puesta en ello. También quería recordar las cosas que dejó de hacer, pero aún no estaba bien despierto. Sí, esa niebla de la anestesia era posible que hiciese causa común con la cruel frase que le martilleaba, no en los oídos, sino en el propio disco duro de su cerebro.][Quizás más que aquella frase, a Miguel Andrade le atormentaba la huella que aún quemaba su retina, el gesto en su cara cuando articuló las palabras y las dejó salir de sus labios. Entonces fue cuando ella sintió que no conocía al hombre que estaba sentado en el asiento del copiloto, el hombre que había estado ahí sentado los últimos dieciséis años. Aquello fue un instante antes del accidente. Pero él sólo sentía el dolor de una imagen borrosa en su retina.][dolor en su retina… o el dolor le quemaba tan dentro,tan hondo y a la vez tan real.Se llevó la mano hacia los ojos, quiso huir del recuerdo a la vez que se adentraba en el dolor. Pero Miguel Andrade no fue capaz de realizar ese gesto tan sencillo…] La sensación de humedad almohadillada no le dejaba mover ningno de sus miembros y desde de la cara de ella descompuesta por sus palaras y el volatazo delante del camión no tenía ningún recuerdo, acaso pinceladas borrosas en una mezcla onírica de emociones y ruidos.
Entonces lo sacó de aquel profundo océano la voz de un enfermero que entró hablando con un compañero sobre el partido del día anterior. Al verlo despierto se acercó y le habló. “Señor Andrade, se encuetra usted en la unidad de cuidados intensivos del Hospital del Mar, sufrió un accidente de tráfico y graves traumatismos cerebrales, ha sido usted operado”, mientras el enfermero hablaba, comprobaba sus constantes y le tomaba la temperatura, Miguel Andrade se sentía bombardeado y no era capaz de recordar nada antes de aquel volantazo que se mezclaba con una cara aterrorizada que se difuminaba en su mente al contacto con la realidad, como cuando olvidas un sueño. “No hemos podido encontrar a ninguno de sus familaires aún ,pero estamos en ello, en unas horas le subiremos a planta” el enfermero continuaba…
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y su ceebro le transmitía no las palabras del enfermero y su ayudante,esa planta de la que hablaban,en su cabeza tenía otras raices extrañas,unas ramas que le asfixiaban.Imágenes inconexas,el volantazo,la cara de la mujer,era joven aquella mujer?o era una niña tan solo…no sabía,no podía recordar,solo esa sensación de huida,de no poder parar.Y después el miedo,la angustia más bien.Pero sobre todo el nombre,xq le llamaban todos Andrade,él no conocía a ningún Andrade…o tal vez sí?
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La consecuecia lógica de aquel hecho era que lo estaban nombrando. Recordó que no recordaba quién era. Necesariamente había de ser este su nombre. Se traicionó esbozando una sonrisa y el enfermero miró a Miguel Andrade. «Señor Andrade», dijo con un amable tono «cuidaremos muy bien de usted.» y calló. Aquel silencio fue un alivio para Miguel Andrade. El esfuerzo y el dolor, el agotamiento de la ausencia de recuerdos, los efectos de aquella anestesia y puede que los calmantes que el enfermero había inyectado en el suero de Miguel Andrade, pesaron soble sus párpados y sus miembros y le permitieron un descanso en la hermosa ilusión de una identidad que, aunque le era desconocída, parecía poder ser suya….
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Esto se esta conviertiendo en un tira y afloja, no, Pepaypepe?
😉
Saludos y besos!!
p.d.: si seguimos así Luis Pousa no podrá publicar su novela porque nos estará plagiando, jijijijij!!!
Si no puedo ecordar,tampoco quiero pensar.Pero pensar no es un acto volitivo,VOLITIVO?
Estoy filosofando,soy un filósofo.No no quiero pensar si no puedo recordar.Y que es esa rara palabra que acabo de imaginar.Tengo que descansar,ellos han dicho que cuidarán de mí,ellos han dicho que cuidarán de Miguel Andrade,si ellos no dudan,es que yo soy M.A,pero es muy extraño,me vienen palabras de las que ignoro el significado y oigo palabras que se quedan ahí flotando,tengo que descansar,tengo que dormir,pero no sé si estoy despierto,no v eo nada y la bruma sigue invadiendo mi cerebro.
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Saludos a todos,Luis,ten paciencia con esto o danos un nuevo inicio.
Ada,gracias.
m.d.M.A. es lo que parece que nos estamos metiendo…. a verrr pepaypepe, que se me ha ido la pinza mientras leía y me ha dao’ el brote paranoide-psicótico, y la neurona se me ha colocao’ de M. imaginádome a Miguel Andrade como negro -por lo de M.A. el del equipo fantástico, y se me han empezau’ a meter ideas caóticas en la cabeza… al final mi stream of consciousness con el tuyo podrían resultar explosivos y a Luis le iban a cerrar el blog los de la Voz, sería una pena…
voy a digerir la nueva línea estilística de nuestra criatura y después volveré a hacer mi parte…
Se me ocurre que podíamos abrir un blog conjunto para una narración conjunta, si te hace ponte en contacto conmigo en alicelindel@hotmail.com y nos echamos una charradita por el messenger para decidir en que línea movernos!
si me retracto es que se me pasó el colocón!
besos!
ok ada.
ay! aún pensando como continuar el último párrafo… sé que me demoro, pero lo haré
besines!!
Bueno, bueno. No esperaba yo que mi idea original de que fuerais dejando aquí hipótesis para prolongar este inicio, fuese a cosechar hasta 16 comentarios/propuestas. Yo, como buen árbitro, me hice a un lado y os dejé ir tejiendo historias. Gracias a Ada y Pepaypepe, que al final convirtieron estos cruces de comentarios en un auténtico duelo literario. Creo que el tira y afloja incluso ha generado un nuevo blog para seguir trenzando el relato… Por mi parte, a ver si un día de estos cuelgo mi propia continuación, aunque me tienta dejar esa primera frase sin más, así, colgada de la nada. A veces sugerir es más interesante que proponer. ¡Nos leemos!
eso era precisamente lo que le inquietaba… sabía que había iniciado algo y no había continuado.
Vagamente empezaba a recordar que no quería seguir por ese camino, que debía retirarse,comenzar de nuevo.
…………….
Un saludo a todos y ánimo para soportar el calor, acopiemos para cuando lleguen las nubes y las tormentas.
Qué lástima llegar tarde a esto! ¿Tienes o no las otras páginas? Vuelvo el viernes. Tenemos que cervecear. Abrazo
Hola, Paco. ¡Nunca es tarde! ¡Se pueden seguir añadiendo piezas al puzle! Por cierto, sí, tengo que confesar que tengo las otras páginas que prosiguen este inicio de novela, aunque no coinciden con los textos que por aquí se han dejado caer. Como corresponde al título de La noche de las palabras, el libro está encerrado en un cajón, a oscuras. A ver si un día ve la luz. Las cervezas, cuando quieras. Como decían en los duelos: elige lugar y hora. Un fuerte abrazo.
llego taaarde, lo sé, pero es que ando mmuy liada fuera de la blogosfera y… pero pepaypepe! me desconcertaste!
Luis, danos más, sabes que queremos, y también sabes que sabemos que quieres, danos más!!
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