En lo que respecta a inicios de novela, probablemente el arranque del Ulises, de James Joyce, sea el inicio de inicios:
«Solemne, el gordo Buck Mulligan avanzó desde la salida de la escalera, llevando un cuenco de espuma de jabón, y encima, cruzados, un espejo y una navaja. La suave brisa de la mañana le sostenía levemente en alto, detrás de él, la bata amarilla, desceñida. Elevó en el aire el cuenco y entonó:
-Introibo ad altare Dei».
(Traducción de José María Valverde para la edición de Seix Barral).
Pero, donde Joyce se salió definitivamente de las coordenadas literarias conocidas fue, al margen de ese juego insondable titulado Finnegans Wake, en un final de leyenda, el del relato Los muertos, del volumen Dublineses, que podemos paladear aquí en la versión que preparó para Cátedra el gran Eduardo Chamorro (sí, nuestro Eduardo Chamorro, el que escribe su columna en La Voz):
«Había comenzado de nuevo a nevar. Contempló somnoliento los copos, plateados y oscuros, cayendo oblicuamente contra la luz de la farola. Había llegado el momento de que emprendiera el viaje hacia el oeste. Sí, los periódicos tenían razón: nevaba de igual modo sobre toda Irlanda. La nieve caía sobre todos los lugares de la oscura llanura central, sobre las colinas sin árboles, caía dulcemente sobre el pantano de Allen y, más hacia el oeste, caía suavemente en las oscuras olas amotinadas del Shannon. Caía también sobre todos los lugares del solitario cementerio en la colina donde Michael Furey yacía enterrado. Yacía apelmazada en las cruces y lápidas torcidas, en las lanzas de la pequeña cancela, en los abrojos estériles. Su alma se desvaneció lentamente al escuchar el dulce descenso de la nieve a través del universo, su dulce caída, como el descenso de la última postrimería, sobre todos los vivos y los muertos».
Sencillamente, insuperable.
Aquí os dejo otros farrapos sobre inicios de novela: El barón rampante, Münchhausen, En busca del tiempo perdido, El hombre sin atributos, y Firmin
Vaya, que post , me ha gustado mucho; y el 16, ya sabes bloomsday, lástima no estar en Dublín (pasé uno, y lo pasé muy bien, con la fotocopia de los trozos de Ulises, y el pequeño recorrido, es increible lo de lo irlandeses, la de camisetas de Joyce, Wilde…etc.Ese día se lo toman de fiesta, fiesta.
saludos
Gracias, María.
El 16 de junio, en efecto, tenemos una cita (aunque solo sea virtual) con el Bloomsday de Dublín, ciudad en la que tuve la fortuna de vivir entre 1993 y 1994. Habrá que despacharse una «stout» en honor del gran James Joyce.
Saludos y gracias por el comentario.