Red Natura del río Tambre. Estoy de vuelta a casa con un calor que no hace envidiar nada al pasado en Alicante, donde además el aire seco (¡parece mentira!) raspaba el interior de las narices. Me doy de bruces con que mañana, sábado, José Salgado habla en el congreso que se está celebrando en Ourense sobre la mal denominada Vía da Prata, el Camiño do Sudeste o Ruta de Oriente. Y yo había quedado en echarle una mano, aunque el colega se ha pateado bien el itinerario, ha vuelto estos días y maldita la falta que le hace mi ayuda. Pero una palabra dada es una palabra dada. Llamo a Manolo Rodríguez (que se va a enfadar, porque nunca quiere salir ni en los papeles ni en los blogs) y le preguntó cómo va todo.
-Ben, ben, está saíndo ben.
-¿Cantos tedes?
-Case 140.
El número me parece asombroso. El Xacobeo, que es el organizador, ha encontrado un filón en esto de ir convocando congresos por los Caminos de Santiago secundarios para ir pulsando el interés. Primero Lugo, luego Pontevedra y hoy Ourense. El tanto se lo apunta el gerente, Ignacio R. Eguíbar, que -soy testigo- es quien apostó por ello. No ahorro enhorabuenas.
-Oye, en Ourense hay cuatro congresos y ni una habitación para dormir. ¿Sabes de algún sitio?
La voz de Salgado me baja a la realidad. Echo mano de mi agenda (mental) y llamo a Carlos, el propietario de la excelente Casa Rural Vilaboa, en las afueras de Allariz. Salgado va con Cristina y el chico, Samuel, y además Puri Arija, de la Asociación de Periodistas del Camino de Santiago (Apecsa) tiene el mismo problema… que ya está resuelto. Estoy seguro de que esa casa de turismo rural les gustará porque es impresionante, ni más ni menos: una antigua fábrica de curtidos decimonónica reconstruida con líneas de vanguardia sin adulterar lo fundamental. Muy cuidada decoración y el propio Carlos -catalán reconvertido y bienvenido- en los fogones haciendo una salsa de romesco como nadie.
Eso: los cuatro van de avanzadilla. Cuando me cuenten, les cuento.
Pues si tiene habitaciones, yo me iria a la Casa Grande De Soutullo, a ver a Gill y a Benito, que ademas de tener una casa bonita, no tienen comparación como anfitriones.
Otro buen sitio, sí señor. Prometo dedicarle un post entero, porque se lo merece.