Ourense. Con el termómetro marcando más de 30 fuera y con el aire acondicionado entre paredes, he buscado refugio en Ourense, a donde fui a charlar con Paco González, tan tranquilo como siempre, un buen tipo al frente del Centro Cultural de la Diputación. Coincidencias de la vida: unos minutos más tarde de nuestra conversación comenzaba la presentación de la Feira do Viño de Monterrei, que tendrá lugar el 7 y 8 de agosto, y allá nos fuimos él y yo. Carmen Pardo, la secretaria xeral de Turismo de la Xunta, acaparó el protagonismo. Primero, porque hasta hace nada era concejal en Verín, al lado de Monterrei. Segundo, porque saltó la polémica sobre una subvención que, según ella, está siendo torpedeada por tres alcaldes socialistas de la provincia.
Pero políticos aparte, que eso es otro discurso, a mí lo que me interesó fue lo de Monterrei. Por ahí pasa el Camino del Sudeste, que tiene tramos bellísimos pero otros lamentables, como el Camiño Real que sube (o desciende, según como se mire) desde Verín a la impresionante fortaleza de Monterrei. La propia Carmen Pardo ha anunciado un proyecto con nada menos que cuatro fases para rehabilitar ese sendero que pasa entre auténticas chabolas. No sé los detalles, pero prometo enterarme por la cuenta que me tiene.
Por lo demás, lamento de verdad no poder ir a la feria del vino de Monterrei. No por los caldos en sí: ni soy bebedor de vino nada más que de manera ocasional ni entiendo nada del tema. No voy de snob hablando de fondos de frutas rojas con un tono a regaliz algo madura con un toque a arándanos de la ladera este del monte. Pero Monterrei y la zona me parecen encantadoras. Y la feria es eso: una excelente disculpa para llegarse hasta allí.