La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Göteborg. El hotel Poseidón, en Goteborg, ha sido todo un descubrimiento gracias a Lena, que me lo propuso. Es un tres estrellas, así que no se puede esperar lujo, pero ofrece más que eso. Y a ello contribuye, y mucho, Nina en recepción, una muchacha encantadora, de esas que a golpe de sonrisa, sencillez y profesionalidad ya le hacen sentir a uno que entra en un sitio peculiar, con personalidad, distinto a cualquier otro.

El hotel tiene sus años, y la incorporación de elementos propios de los tiempos -ascensor o tarjeta llave- no ha cambiado esa atmósfera de establecimiento familiar alejado de los influjos por lo general negativos de la masificación. Habitaciones grandes y luminosas ayudan, claro que ayudan, y todo el conjunto hace olvidar el armario ciertamente pequeño.

Unas palabras para la sala de desayuno, a nivel de suelo: parece la cocina de casa, pero en grande y sin duda mejor surtida (excepto cucharillas, que no encuentro por ningún lado).

Pero todo eso sería contenido sin alma. El alma la pone ese encanto llamado Nina.