Durham. La peregrinación entre la abadía de Finchale y la catedral de Durham fue un éxito. No sólo porque acudieran 91 personas, sino por la organización, impecable, y por lo que se respira de proyección de futuro. Porque una vez al año no hace daño pero no sirve de mucho. Sobre todo teniendo en cuenta que hacía medio milenio que no pasaba por esos 7.080 metros ni un solo peregrino.
La verdad es que el autobús que nos llevó hasta allí daba pena. En los años 70 del siglo pasado dejaron de utilizarse en España vehículos como ese, y conductores como el que nos llevó no quedan: no sabía adónde ir… ¡y se perdió la media docena de kilómetros que median entre el Ciry Hall y la abadía!
Esto último debe de ser tradición local en Durham: 24 horas antes Paco Singul y Antonio Leira habían pedido al taxista que los dejara en la escuela de St Godric y los soltó de malas maneras en el City Hall porque no sabía dónde estaba el centro.
Y casi al mismo tiempo Vanesa Boo y Luis Rey cogían otro taxi para llevarlos al colegio de St Johns y les abrió la puerta… en el college homónimo.
Por lo demás, la peregrinación fue ejemplo de buen rollito.