La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Costa da Vela. Necesito información. Datos. Estoy con el libro y me he atrancado por falta de datos actuales. Así que aprovechando el buen tiempo he arrancado hacia la Costa da Vela y Cabo do Home. Ese engendro pensado con los pies que es el corredor de O Morrazo me ha retrasado, porque me tocó delante una viejísima furgoneta y allá fuimos kilómetros y kilómetros a paso de tortuga: no hay posibilidad de adelantar. Menos mal que al final, en Aldán, recordaba el camino, ya que se pierde cualquiera: un desastre de señalización, Por cierto que han puesto nuevas y vistosas señales para ir al yacimiento arqueológico de monte O Facho, pero de verdad que no sé si esto es bueno o malo.

Y ahí me dirijo. El ascenso por el maravilloso camino (¿prehistórico? ¿medieval?) se me hace cada vez más duro. Cosas de los años. Arriba, casi el silencio. Sólo se oye una música chill out, bajita, y por allí alguien permanece impasible en trance zen. La gente habla bajo, sin duda maravillada por el panorama, con las Cíes al fondo. «También debe ser poque coincidió gente educada», pienso, pero hay de todo: bajando me detengo y cedo el paso a dos parejas con niños, muy bien vestidos todos, que ni dan las gracias ni saludan ni me miran. Como dice Coro, «los pijos de familia pija son pijos educados,; los nuevo pijos son pijos maleducados».

Hace unos meses la Diputación de Pontevedra limpió el yacimiento y puso unas cuerdas disuasorias para desanimar a los que quisieran pisar los edificios que formaban el santuario al dios Berobreo. Ya hablé en alguna ocasión de la buena labor arqueológica que impulsa el presidente Rafael Louzán, a años luz de sus homólogos de A Coruña, Ourense y Lugo. Y sino fuera porque algún lector lo entendería en clave política, diría que este último es un desastre en este capítulo. Y no lo afirmo porque sea el único sin carné del PP, no.

 

Las cuerdas parece que son efectivas ya que nadie traspasa el límite (espero que los nuevos pijos tampoco lo hagan). Alguno, sin embargo, escala la garita, aunque su tropa se mueva entre el «adelante» y el «no debe hacerse». No son vándalos. Son jóvenes. No, no debe hacerse. Pero años ha yo he hechos cosas similares.