Meira. El colega y fotógrafo Manuel Marras y yo nos llegamos a la lucense Meira a trabajar. Y trabajamos. Pero algún idiota compró un spray (por desgracia, para comprar un spray no hace falta haber aprobado un test de inteligencia) y de azul brillante pintó dos grandes piedras de la morrena glaciar que da origen al río Miño, en plena sierra. Insólito. Sólo sé de un caso similar en el extranjero: la larga subida interior a la torre de la catedral de Colonia, pintarrajeada de manera vil.
Pero ese azul no logra anular, ni mucho menos, la enorme belleza de un lugar que deben conocer todos los gallegos. Sólo muestra que la gente sigue más preocupada en gastar que en educar.
¡Qué buenos recuerdos de Colonia! Realmente sorprendente -y lamentable- lo de las pintadas en lugares emblemáticos como este. Nunca Máis.
Quixera añadir que o tìtulo ben podrìa ser: ¡QUÈ PINTADES VOS EIQUI!. ¿non lle parece?, encàntame os seus blogs.
Pues muy bueno, Mertxe