Red natura del río Tambre. En estos días de confinamiento forzoso me estoy dedicando, entre otras cosas, a tirar papeles inservibles, echar un vistazo a libros y folletos recibidos, hacer limpieza en las estanterías que son muchos metros y muchos meses cogiendo polvo… Tengo la suerte de tener terraza y mini jardín. Y de que ayer y hoy tengamos días espléndidos.
Siempre tiendo a eliminar primero las cosas de menos volumen y peso, y los libros gordos, esos llamados con toda razón libracos, los dejo para el final. Pero por alguna razón ignota -quizás el llamativo color de su portada- le eché mano a un volumen titulado Relojes de sol en el patrimonio construido. Civil, religioso, militar y etnográfico. Provincia de A Coruña. Sus autores son José M. Yáñez (a quien conozco de tres o cuatro ocasiones) y Antonio J. Cañones.
Y me he encontrado ante 672 páginas imprescindibles, calificativo que si no es la primera vez que lo utilizo es la segunda, porque me da cierto vértigo utilizarlo. Pero es que en este caso está muy justificado. No hay nada similar, y la colección es enorme, documentada gráfica y literariamente. Me decía un amigo común que los autores piden ayuda para elaborar el catálogo definitivo, y no seré yo quien se la niegue. Aunque he ojeado tan solo una hora, creo que les falta un ejemplar de Ames. O al menos estaba en pie hace una docena de años.
Pero por encima de esos, la calma actual induce a la reflexión. ¡Qué atrasados vamos en estudios de este estilo con relación al norte de Europa, donde tienen mucho menos que nosotros (con la excepción, quizás, de Gran Bretaña)! ¿Cómo es posible que este trabajo de los relojes de sol -como los de otros tantas cosas- estén vírgenes o casi? ¿Dónde está nuestra historia local? ¿Y la historia de las familias? Cierto: hemos tenido pocos historiadores serios cuya amplitud de miras fuera más allá del ombligo nacionalista. Mala suerte. Menos mal que de vez en cuando aparecen tipos como Yánez y Cañones.