Durham. Desde luego, en número de bares gran Bretaña ni se acerca al horizonte español. Desde luego, en número de cafés, sí. Porque en contra del pensamiento único popular español, todos los habitantes del norte de Europa son muy comunicativos… pero de una manera muy distinta a la latina Aquí nadie gasta del grito, de la discusión intrínsecamente a golpe de decibelios. La gente adora quedar en un café a hablar con los amigos, y sin moverse de allí para horas. Y generalmente de uno en uno, no en grupo, que eso queda para el pub el fin de semana. Nada de salir y buscar otro local. Quedan en uno y tema resuelto.
La preciosa ciudad de Durham no es una excepción, y los estudiantes abarrotan los cafés, donde dese luego también nadie tiene el mal gusto de pegar carteles en el escaparate diciendo que no es no, fuera la violencia machista o cosas similares, y no flota en el ambiente verborrea insultante alguna. El Riverview Kitchen es un buen ejemplo de todo ello. Por alguna razón que ignoro, siempre hay muchísimas más mujeres que hombres, que desde luego son también siempre mucho más habladoras que ellos. Muchachas en la veintena -a veces escasa- predominio estudiantil, práctica ausencia de tatuajes y algún esporádico piercing (no me pregunten por qué), muy pocas parejitas… una atmósfera muy particular en un lugar que parece metido en pleno río Wear.