Playa de Vilela (Mañón-A Coruña). Hace unos años, a algún iluminado se le ocurrió abrir una carretera desde O Barqueiro hasta la playa de Vilela, tres kilómetros. Y como el asfalto acababa ante el arenal y dándose de bruces contra un castro, pues se recortó una parte de la muralla exterior de la aldea prehistórica y asunto resuelto: ya tienen los coche un espacio, minúsculo, para dar la vuelta. No contentos con esos, los ciudadanos carentes del mínimo sentido cívico dejan en ese espacio, sobre el agujero hecho al castro, cualquier envoltorio o porquería que tengan entre boca o manos, como se ve en la foto superior. En la inferior, las otras murallas del castro.