Zas (A Coruña). No venía aquí, quería ir a una ermita que se llama San Bartolomé (o eso creo) y como no está señalizada y no vengo en Land Rover, pues acabé en la ermita de San Roque, un edificio triste. Echo un vistazo a un web que tiene grandes recursos de Galicia y de la que me fío, y leo que «se localiza en un área de belleza natural». Pues hombre, así dicho, pues sí, el entorno no inmediato es pura carballeira. Pero el mediato da pena, con cristales y otras lindezas por el suelo y un chamizo de cemento que parece ser que es el bar de la comisión de festas, no un cortello sin puertas para los animales domésticos, no. El templo barroco, de una sola nave y sin decoración alguna, está, exteriormente, abandonado, necesitado a gritos de una capa de pintura. El crucero es magnífico. Quizás haya habido la romería del cuarto sábado de agosto, pero alguien debe de planificar la limpieza y mejora de todo aquello. Hasta que tal cosa suceda, hágame caso: no vaya.