Malpica de Bergantiños. A mi madre le encantaba aquella Malpica, la de los años 60, cuando el salitre de las olas de los temporales de invierno llegaban hasta la humilde pensión donde nos alojábamos. Decenios después volvió y no quiso regresar más, visto lo visto. A mí me horroriza, pero aquel recuerdo parece un imán, y por aquí acabo de vez en cuando. Y paseando he visto un cartel que dice que se alquila casa para veranear. Todo apunta a que es esta. ¿De verdad?