Red Natura del río Tambre. Sé que los lectores van a decirme si estoy en fase negativista o qué. Pero no, no es que ande deprimido, es que la función del periodista es informar. Y hay cosas que duelen. Y más duele que las autoridades locales permitan barbaries con el aplauso cuando no ovación de la población (casi) entera, que llegado el caso no tendrá empacho en decir que la culpa es del Gobierno, de los especuladores (que quizás hayan llegado de Marte) o de cualquiera excepto de uno mismo. Y si hace unos días me refería al estado calamitoso en que se encontraba la aldea cercana al Forno da Santa, en Allariz, hoy le toca a una villa costera. Ahora imagínese que reserva por internet un apartamento en primera línea de costa y le toda alguno de esos que quedan inmortalizados en las fotografías. Entonces sí que hablamos de depresión, de «yo no vuelvo jamás», de matar la gallina de los huevos de oro del turismo. ¿Dónde es? Un lugar de Galicia, por supuesto. Pero juguemos a las adivinanzas. ¿La solución? Debajo de todo, una vez vistas las fotos.
Portonovo, municipio de Sanxenxo, Rías Baixas.