Fazouro. ¡Menduo día para andar con el Land Rover por estas carreteras! Claro que peor están en Gales, ya que aquí no hace frío y allí sí, e incluso les vuelve a nevar. Total, que he parado aquí, en el castro de Fazouro, a tomarme un bocadillo resguardado como pude por el viento. Mi madre ya casi no puede hablar, pero en estos casos siempre me decía: Tú te lo has buscado, hijo mío, trabajas en lo que te gusta. Y a veces, sí, pienso si los periodistas -esa especie desde luego en período de rápida cuasiextinción- no somos unos tipos bien raros: los que llevamos el oficio en las venas gozamos con esto, con el viento del Cantábrico zurrando de lo lindo, el bocadillo con alguna gota de agua encima, la soledad ante el infinito y el reloj siempre en contra: hay que llegar al ordenador y ponerse a escribir.
En el castro de Fazouro y con el Cantábrico dándome en plena cara
por Cristobal Ramírez | Mar 2, 2015 | Arqueología, Lugares con encanto, Turismo Cultural | 0 Comentarios