Lires. El buen tiempo siempre anima a salir. Lo malo es que, después de haber acabado el libro de playas (tres meses de trabajo sin parar, más otros varios recogiendo documentación), he sido obligado a ir a uno de esos arenales: el de Lires, en Cee, que estaría pegado al de Nemiña si no fuese por la desembocadura -estrecha y amable- de la ría.
No volveré. No sólo porque a mí no me gusta estar sin hacer nada tomando el sol (y encima tampoco me agrada estéticamente el moreno, prefiero el color de todo el año), sino porque aquello es un estercolero. Lamento que la calidad de mi iPhone sea la que es, porque de haber llevado la cámara buena el resultado sería mucho mejor: miles y miles de objetos -sobre todos plásticos, pero también petróleo- nos rodeaban con la marea alta. Absténgase: ya sé que los arrastra el mar. Pero también en Gales, y resulta que en Gales las playas se muestran impecables (con alguna excepción de muy difícil acceso). ¿Cuál es la diferencia? Sobre todo, el voluntariado. Tras los temporales de invierno los ayuntamientos y entidades mil tocaron a rebato, fijaron fecha y hora y en una mañana o en dos dejaron aquello listo para revista. No llegan al nivel de los japoneses, a los que el otro día en un partido del mundial de Brasil vimos como recogían -los aficionados- todo lo que había en el suelo alrededor de donde estaban sentados, pero a los galeses le gusta tener su paisaje limpio.
Mis lectores saben mis obsesiones: parado que cobre la prestación, parado que tiene que hacer algo por su comunidad además de ir a fichar cada mes al servicio de empleo. Por ejemplo, limpiar sus playas, porque eso redunda en beneficio de su municipio, al cual acudirán más guiris (como yo, mi mujer, mis tres hijos y el matrimonio amigo con dos hijos que nos acompañaba; nueve consumidores), dejarán más dinero y se crearán puestos de trabajo.
Y los hosteleros, a mover las piernas: son los primeros interesados -¡deberían serlo!- en aumentar su clientela y no en andar lamentándose por los foros. Han tenido tiempo y tiempo para remangarse y hacer algo útil, además de llenar la caja. ¿O cómo diablos piensa alguien que vamos a sacar adelante este país? Pero como siempre, a pensar que la gallina de los huevos de oro es eterna. Nihil novum sub sole, que decían los romanos.