Costa da Vela. El pateo por la Costa da Vela me lleva a la playa de Melide y a sus tres faros, con las Cíes a tiro. Los pinos han invadido los espacios cercanos, pero conforman una mancha homogénea y no discordante. Vale.
Le digo a Coro que esto parece Gales, que es nuestro modelo: no hay atisbo ni de cemento ni de ladrillo, exceptuando esos tres faros y el de las Cíes. Una maravilla.
Bajar a la arena es bajar a la realidad. Cuento centenar y medio de plácidos y pacíficos ciudadanos. Gente que ha tenido que hacer un esfuerzo para llegar hasta aquí, porque los últimos tres kilómetros son de tierra y muy irregulares, y luego hay que caminar sí o sí.
Todos ellos, yo también, sorteamos cientos (¿miles?) de desperdicios que, en su mayoría aunque no únicamente (véase la fotos con la bolsa azul de basura abandonada en la fuente), ha traído el mar. Esto es un estercolero, y el riachuelo que muere por la mitad de la arena ya que no tiene fuerzas para llegar al mar, un vertedero.Sandalias, botas, animales muertos e hinchados, poliespán, cuerda, envases variados, gomas, etc. forman un auténtico zoológico sin vida.
Y esto pasa en un país donde varios millones de parados cobran, con toda justicia, un subsidio. ¿Por no hacer nada?