Red Natura del río Tambre. Hablaba el otro día de las playas ferrolanas de Covas y de cómo los temporales de este invierno que entra en su recta final secuestraron la arena. Pero lo que no entiendo es cómo no existe una ordenanza clara en este país caótico (y si existe, cómo no se hace cumplir) para los dueños de los perros. Los canes -unos de mis animales preferidos- corrían como locos por lo que queda de los arenales, felices. Por supuesto, muy pocos iban con cadena, y por supuesto también, ninguno en las playas. Tan sólo encontré a una chica joven que recogió los excrementos del animal. Y claro, por las playas pasean también niños y personas mayores que no tienen por qué llevarse el susto del día cuando ven a una pequeña jauría a toda velocidad hacia ellos. Sólo quieren jugar, claro está, pero, ¿es legal? Para los despistados de buena fe y para los inevitables botarates que me leen, además de darles las gracias por ello les animo a que hagan click en este enlace y verán cómo se organizan los paseos de los cánidos en los sitios serios. Y este no lo es.