Red Natura del río Tambre. He estado ayer en la inauguración de la exposición fotográfica sobre el Camino de Santiago y el de Kumano (Japón). No había abarrote, lo cual es de agradecer porque así pude recorrer la muestra con calma sin que se te pongan delante dos amigos que acaban de reencontrase o la señora con el niño moscardón. El edificio, el nuevo Museo de las Peregrinaciones, es impresionante, cada vez que lo piso me gusta más, y María Antón, la gerente del Consorcio de Santiago, me dijo que le acaban de dar un premio. No me extraña. Lo que sí me extrañó es que la cafetería, en el piso más alto y preciosa, tenga las mesas inamovibles, idea sin duda de algún arquitecto iluminado que impide así su rentabilidad económica (no hay, hasta ahora, quien la coja para abrirla) y su uso para una comida de un grupo. Porque ahí sí que el alcalde quedaría bien llevando a sus invitados. Pero no puede ser, vaya por Dios.
Volviendo a la exposición, la belleza del inmueble y el buen gusto a la hora de colocar las fotografías y las explicaciones minimizan el hecho evidente de que no hay demasiado dinero circulando. Por eso mismo se convierte también en una muestra de cómo hacer bien las cosas cuando hay ideas e interés. A destacar no sólo los aspectos históricos, sino también los gastronómicos (algo que me interesa mucho), los artísticos y los referidos a la naturaleza, que, a juzgar por las fotos, en Kumano es inigualable en tonalidades y cromatismo. Pero lo mejor, sin duda, es llegarse a Santiago y verla.