Grafham Water. 32 y maravillosos. Esos son los kilómetros que ayer recorrimos Martín y yo en bicicleta. La idea inicial era dar la vuelta al lago Grafham, como hacen tantos ingleses. Así que alquilamos dos bicicletas para todo el día (36 euros ), nos pusimos los cascos y venga a dar pedales. O sea, a acometer los 14,5 kilómetros de perímetro (los hicimos dos veces, sumando luego otros tres), comer, devolver las bicis y regresar a casa.
Hay que decir que el Grafham Water es un lago artificial construido en los años sesenta del siglo pasado y hoy un paraíso para mucha gente: las los inmumerables pescadores en particular, para los amigos de la naturaleza (dos bosques muy bien conservados en sus riberas, uno de ellos de 400 años), para los amantes de la vela y para todos aquellos que viven del turista tranquilo que se acerca por allí.
Grafham Water es el ejemplo de lo que puede llegar a ser Meirama o As Pontes. Eso sí, copiando de los ingleses: respeto total por el entorno.