Red Natura del río Tambre. Hace más de un año, en Vimianzo pusieron mi cabeza en la picota. Metafóricamente, quiero decir. Sentó muy mal que en un reportaje sobre su castillo dijese que gastronómicamente la localidad no aportaba nada nuevo. Incluso al menos un ciudadano propuso en tertulia de bar que me declarasen persona non grata. Eso dolería, sí, porque Vimianzo es uno de los enclaves preferidos desde siempre por mi madre, lógicamente por su castillo, que desde el punto de vista urbanístico lo demás es para olvidar.
He estado en Vimianzo, como decía en mi anterior post, y me quedé a comer. No voy a decir el sitio, pero me ratifico en lo que escribí tiempo ha. Mis gambas al ajillo no estaban en su punto. El churrasco de ternera, impecable y en gran cantidad, pero quizás no fuera mala idea explorar otra carnicería. Las patatas -y esto, cerca de Coristanco, sí que es pecado- no estaban bien fritas. El café de pota, muy bueno, y el precio módico. Y como hay que decirlo todo, el local no era muy bonito ni luminoso, pero el propietario es persona encantadora y amable.
Seguiremos informando.