Red Natura del río Tambre. Esto de ser periodista es maravilloso, oiga. Ayer, sin ir más lejos, me puse a darle a la tecla a las 4 de la madrugada y no paré hasta que tuve que hacer la comida (¡menudos rapantes!), y luego hasta las 7 de la tarde. Una gozada, de verdad. Y todo porque quiero adelantar trabajo para ver si puedo ir a un par de cosillas por ahí. Y con tanto follón ni me he dado cuenta de que hoy publico una página sobre el castillo del Cardenal, en Corcubión, rigurosa residencia privada. Ya tengo un buen amigo que me mandó un mail riñéndome por eso de defender la iniciativa privada. Bueno, eso es una mera cuestión ideológica, pero si no fuera el Cardenal de una gente en concreto igual estaba arruinado del todo. O no. Pero en la duda me acojo al pájaro en mano y no ciento volando. ¿Que no se puede visitar por dentro? Pues como tantos otros franceses o ingleses. No pasa nada. Hay que exigir, eso sí, que no se hagan chapuzas, pero fuera de eso no seré yo quien critique a los propietarios. Incluso querían poner allí un hotel y un spa pero no debió de salirles bien. Yo lo apoyaría, sin duda. ¿Que cómo leen reportaje? En edición papel. Es lo que hay. La información nunca es gratis.