Oulu (Finlandia). Pues empezamos bien. Al taxista (que habla mal ingles) no le hace mucha gracia llevarme a la estacion de autobuses porque esta demasiado cerca (cosa que yo ya sabia, pero comenzar el dia arrastrando los pies por la nieve no resulta demasiado placentero), pero el hombre es correcto, acelera un poco de mas y cumple su trabajo.
La estacion de autobuses es pequena, minima si se compara con las gallegas, y algo triste. No hay ventanilla ni nada que se le parezca, sino un quiosco grande en el cual una mujer baja, con algunos anos y kilos encima, no habla ingles y se nota incomoda, recurriendo a gestos y a escribir el precio, por cierto nada bajo.
Llega el autobus, y durante un segundo dudo si quiero subirme o no. Esperaba un vehiculo acorde con el altisimo nivel tecnologico del pais y me encuentro con un trasto con muchos, muchisimos anos encima, tantos que no recuerdo que ninguno de estas caracteristicas ruede por las carreteras de Galicia. Y, desde luego, si nos lo metieran para el transporte escolar la noticia seria la inevitable protesta de los padres. Huele a combustion, apesta a gases, no tiene cinturones de seguridad, la tapiceria no es fashion y el suelo interior esta tan desgastado que se ve con roturas. Y aqui voy a pasar las siguientes dos horas y media de mi vida… (y con problemas con los acentos, como se nota).