Trasmonte (Oroso). «O sea, que fuiste al castro de Trasmonte y no a su iglesia». Las palabras me retumbaron en los oídos cargadas con sorna, así que no tuve más remedio que volver a subir al Land Rover y enfilar hacia Trasmonte por segunda vez en pocos días. Dejé el deteriorado castro local a la izquierda y continué por la derecha unos pocos cientos de metros hasta dar con el templo, impecable, mimado, con el cementerio afeándolo por un lado y la carballeira mutilada por… ¡otra pista de concentración parcelaria!, que deja el sencillo crucero con pousadoiro allá arriba aislado.
Pero la iglesia y su entorno son muy acogedores a pesar de eso. Es posible subir hasta el campanario desde el exterior, con evidente y prohibitivo riesgo para los menores, y contemplar una panorámica tranquila, verde, sin feísmo. Dos campanas sencillas y también en buen estado, como todas las tejas, completan el conjunto. Y allí abajo, no demasiado lejos ya que es posible ir dando un paseo, el maravilloso río Lengüelle. O sea, un paraje idóneo para recuperar esa costumbre tan gallega de ir a comer al campo.
a quien lo LEA,,,,,
SOY DE OROSO SENRA,,pero estoy muy lejos .vivo en URUGUAY PERO SUEÑO QUE ALGUN DIA LLEGARE’a disfrutar de esa tiera que tan buenos recuerdos tengo …
embio un fuerte abrazo para senra + oroso y todos los que lean este comentario
DESDE MONTEVIDEO ROGELIO FERNANDEZ PATIÑO