Parque de Santa Margarita (A Coruña). Lo siento por todos los que dudaban, pero, sin que siente precedente, acerté: el coruñés parque de Santa Margarita se está convirtiendo hoy, también, en un destino turístico. Nunca supe calcular bien cuánta gente se da cita en un sitio, pero yo diría que por los menos tres o cuatro millares de almas han desfilado hasta ahora (son poco más de las cuatro de la tarde cuando tecleo en un ordenador que me prestan en la Casa de las Ciencias) por el Día de la Ciencia en la Calle. El ciudadano de a pie, por lo general joven, le ha comido el espacio a lo que siempre se llama «las autoridades». Y el alcalde coruñés aceptó con gran deportividad esa derrota y animó a los Museos Científicos Coruñeses a seguir sacando a la gente de sus casas, divulgando y democratizando la ciencia como no lo hace nadie (repito: nadie) en España. Pero como los gallegos, ya se sabe, vamos de minusvaloradores de lo propio, pues… El alcalde, por cierto, tuvo una notoria deferencia hacia el alma mater de los museos, Moncho Núñez, que ahora está al frente del Museo de la Ciencia (el de ámbito estatal y que tendrá su sede oficial en A Coruña). Un monstruo, el Moncho éste, que no podía dar un paso sin tener que dar un abrazo o responder a una pregunta. Lástima que no deba transcribir lo que me dijo de los planes que ha puesto en marcha.
De los museos estaba toda la plana mayor y la menor, a pesar de que por la mañana nos cayó una poca de agua y no va a acabar el día sin que nos mojemos un poco más (lo que son los años: muchos estudiantes de los institutos que muestran aquí sus descubrimientos y avances van en manga corta). No pasas diez minutos sin saludar a alguien. Hubo que convencer a Marcos para que dejara la Casa de las Ciencias y se viniera a tomar un pincho (al hombre se le ha puesto la cara de envidioso cuando le dije que me iba un mes a Dinamarca). Prunell, infatigable, parece que tiene 20 años porque no para de hacer fotos, con su cinta en la cabeza (¿para qué rayos la llevará, porque melena hace décadas que no luce?). Fernando Garrido apareció justo cuando el alcalde arrancaba a hablar y se fue cuando la primera autoridad municipal cerró la boca, pero no por nada especial, sino porque el hombre tenía cita antes y cita después. Machiño, sin duda un personaje entrañable para todos, tuvo una recepción de honor, y merecida. Bibí y Susana, ex alumnas mías, también andaban por allí, igual que Paco y una muy discreta María. Y, desde luego, omnipresente, Javier Novelle, nuestro presidente en la Asociación de Amigos de la Casa de las Ciencias, que es -así hay que decirlo porque así es- la que organiza la jornada desde hace ya 13 años.
E de hoxe nun ano.