La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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Los bárbaros del norte ya están aquí

Los alemanes son esos señores de bigote y bermudas infumables (la prenda, no los alemanes) que se pasean en chancletas por el Obradoiro como si estuviesen a punto de expropiar la catedral de Santiago (Códice Calixtino incluido) para saldar a las bravas el pufo multimillonario que parece ser que tenemos con el Bundesbank o el Deustchenosequé. Se creen estos tipos estirados y pagados de sí mismos que por habernos puesto una autopista, un aeropuerto y un paseo marítimo en cada esquina del país tienen los mismos derechos que ejercía aquel oficinista con manguitos de la posguerra que ponía piso con jaula de periquitos a su amante estrábica.
Al alemán, ya lo dijo Woody Allen, le enchufas un disco de Wagner y le entran unas ganas locas de invadir Polonia. Ahora han adquirido algo más de modales y ya no aterrizan al ritmo de la Cabalgata de las Seguir leyendo

Dinosauria we

Nunca llegamos a sospechar que cuando el gran Bukowski escribió este formidable Dinosauria We, en realidad anticipaba el paisaje después de la batalla en que se convertirá Europa cuando Merkel, Rajoy, Van Rompuy y otros cráneos privilegiados completen su proyecto suicida. Por eso hay que volver siempre a Bukowski, a sus grandes verdades, hermosas y violentas como escupitajos. Y, sobre todo, a su poema sobre esos dinosaurios en vías de extinción que somos ya todos nosotros.… Seguir leyendo

La poda

Hace muchos años ya cuando una señorita de bien viajaba en carruaje por los senderos de Europa central la dama de compañía, siempre vigilante, echaba las cortinas para que la niña no contemplase las moles demoledoras de los Alpes, que la buena educación consideraba entonces obscenas por excesivas en su derroche incontrolado y telúrico de naturaleza. Llevamos camino de que, a nuestro paso por la plaza del Obradoiro, el guardián de las esencias recortadoras nos cuelgue unas orejeras para que no nos fijemos en la exuberancia barroca de la catedral, que en estos tiempos de austeridad por mandato constitucional luce incluso demasiado hermosa y floreciente para las tragaderas remilgadas de Merkel y Trichet. A la vuelta de unas semanas no sería extraño que el BCE mandase podar la arboleda de piedra de Compostela porque los pináculos desasosiegan a los lúgubres mercados financieros que, matices al margen, son a … Seguir leyendo