El próximo lunes 13 de octubre, a las 13.00 horas (CET) se anunciará el ganador de este año del Premio Nobel de Economía. Creo que los estatutos de la fundación no lo permiten, pero ¿no sería más honesto declarar desierto el Premio Nobel de Economía del 2008? Digo yo, porque con la que está cayendo en todo el planeta y sus vapuleados mercados financieros, a ver quién es el guapo que saca pecho y presume de sabiduría económica cuando nadie (pero nadie) ha sido capaz no ya de pronosticar, sino ni siquiera de analizar con un mínimo de certidumbres a las que aferrarse esta crisis con cara de ogro que amenaza con llevarnos a todos con los pies por delante. Creo que ya lo mencioné por aquí en otra ocasión, pero los análisis a toro pasado de los expertos (ministros, catedráticos y demás) me recuerdan aquella sentencia de Ortega, que decía que los historiadores son los profetas del pasado. Yo creo que en esta ocasión, si hubiera por ahí un poco de sensatez y de humildad, habría que castigar sin la golosina del premio Nobel a los profetas del pasado de la economía.
Lectura recomendada: Atrapados en la mentira, por Nacho de la Fuente, en La Huella Digital.