Santiago de Compostela. Intento ir a pocos actos y centrarme en mí. O sea, en escribir. Y no se puede escribir danzando de un lado para otro, necesito crear un ambiente, tranquilidad, tener continuidad. Pero a Manolo Rodríguez no le podía fallar el pasado miércoles 28 de octubre. Por su amistad bien demostrada durante muchos años y porque presentaba su primera -y voluminosa- novela bajo el paraguas de Bolanda Ediciones.
Cuando me habló de ella pensé «¡Otra novela de misterio del Camino!», porque mira que ya están las librerías llenas de literatura barata, diálogos vulgares y copias bastardas de El señor de los anillos y otras lindezas, para no hablar de El código da Vinci.
Bueno, sí, es de misterio, pero nada que ver con sus predecesoras. Para empezar, parte de un hecho realmente histórico y jamás resuelto: el robo en 1906 de la cruz de Alfonso III, de incalculable valor. Manolo abusa: conoce la profesión y hace que el protagonista, Marcos, sea periodista, de tal manera que lo clava. Además, hace uso pero no abuso de los diálogos, siempre oportunos tanto estructuralmente -dan aire y ritmo- como cronológicamente.
Por cierto, la sala estaba llena. Conté 132 personas –Xosé M. Palmeiro, Martín Fernández, José Paz, Esmeralda, Luis Celeiro…-, que en los tiempos que corren, y por un libro, no se movilizan fácilmente. Pero es Manolo Rodríguez…