La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Parada de Sil. Nos hemos animado a hacer el sendero de los castiñeiros y las carriozas sin saber qué demonios es una carrioza. Excepto justo el comienzo, donde los paneles parecen animar a pisar inicialmente el asfalto cuando en realidad hay que ir por el camino de tierra anterior, está muy bien señalizado. En total, dos kilómetros y medio que se hacen por medio de soutos y, cosas del verano, con muchas moscas («¿E para que están os fieitos?» me preguntó retóricamente después una niña del pueblo), sin grandes desniveles.

Tengo que reconocer que me equivoqué. Mirando para la derecha en el trozo de pista ancha no me fijé en la izquierda, donde un cartel animaba a ir por la diestra…. y como le daba la sombra no lo vi. O sea, 800 metros de dura bajada y marcha atrás cuando el Sil estaba a tiro de mosquete.

Y descubrí qué es una carrioza: un sendero maravilloso, espectacular, bordeado de muros quizás centenarios que en sí mismos son una obra de arte. No sé si las carriozas de Parada de Sil merecen ser declaradas patrimonio de la humanidad, pero patrimonio gallego intocable, desde luego que sí. Los ciudadanos, con su alcaldesa al frente, tienen la obligación de conservarlas.