La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Cuntis. Pues es curioso. Y que nadie me diga que me va en la nómina porque hasta ahí llego. Tras mi post anterior criticando el aspecto de Cuntis me ha llegado un puñado de quejas de lectores. Dos de ellas, con un tono afable y respetuoso, y por supuesto las he respondido ya que sólo faltaría que todo el mundo tuviese que opinar como yo; espero haberles ayudado a ver las cosas de otra manera. Otras, en lenguaje internet. O sea, caña al mono demostrando la escasa educación básica de los (supuestos) autores que carecen de la más elemental idea de las formas epistolares. Claro que las veces que escribí cosas afables de Cuntis -tan verdaderas como la última- no recibí ningún agradecimiento, palabra amable o similar. Y mira que habrá habido oportunidades… En fin, esta profesión es así: sólo tienes amigos cuando halagas, los mismos que te ponen verde cuando criticas.

Hecha en alto esa reflexión, lo cierto es que quería centrarme en el sitio al que fui a comer, donde había estado en una ocasión tomando algo, de pasada. Su nombre es A Tenda da Ponte (no tiene web), y el acceso se hace por una calle muy bien reformada hace unas semanas, impecable, y además de un solo sentido y con poco sitio para aparcar, como debe ser; un espacio humanizado con algún edificio interesante.

A la entrada me he topado con la tienda en sí, con productos que no se encuentran en cualquier parte, y eso le da un plus de interés. Quizás un poco oscuro el espacio a pesar del día.

La segunda parte -el mesón, restaurante o como se le quiera llamar, con mesas cuidadas y atmósfera grata y relajada- acabará conviertiéndose en el punto de encuentro de Cuntis.

Traspasada esta, las mesas al aire libre, protegidas por arriba y con el río Gallo corriendo a los pies. Ahí fue donde comí desafiando el poco frío que hace, muy bien atendido, raciones abundantes y bien presentadas por gente amable. Y, encima, barato. Es de esos sitios de los que uno sale pensando «volveré».

Y a ver qué críticas me caen ahora…