La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Red Natura del río Tambre. Recurrente, lo sé, pero el cañón del río Eume siempre me atrajo. ahora y cuando tenía diecipocos años e iba por allí. recuerdo con media docena de ellos o quizás uno o dos más cuando fui por primera vez al monasterio de Caaveiro en una excursión de Bazán (hoy Navantia) organizada por mi padre cuando trabajaba en la oficina de Compras. Tengo grabada la bajada, puesto que habíamos arrancado de la carretera de A Capela. Luego volví muchas veces. Mis hijos conocen esos parajes e incluso el año pasado tuve la ocasión de remontar el río en sus últimos kilómetros. Hace año y medio un incendio devoró algo menos del 4% de la superficie del parque y levantó críticas, la mayoría de ellas llenas de indocumentación y apuntando a la Xunta. Me dolió no porque esas críticas no mostrasen el interés ciudadano -eso es muy bueno, muy bueno-, sino porque se aplicaba aquello tan italiano (¿y español?) de piove, porco goberno. No voy a entrar en que en Yellowstone no apagan los incendios, sino que dejan que se extingan, pero sí soy testigo de la cantidad de horas extras -no pagadas aparte- de mis colegas Fran Delgado, Pastora Charlín, Iván Piñeiro y varios más que no cito para informar desde la Xunta -trabajan en gabinetes- con la seriedad y profesionalidad que les caracteriza. Pero en este país no siempre el enemigo está enfrente, como dice Arturo Pérez Reverte. De modo que se exageró el incendio y sus consecuencias para convertirlo en arma política. Contra esta Xunta, pero también estoy seguro que contra cualquier otra de cualquier otro signo político. Así nos va.

En fin, que siempre he tenido interés por el Eume, y desde el incendio más. Tras un reportaje de cinco páginas unos meses después de las llamas, excelentemente ilustrado por Manuel Marras, hoy publico otras dos páginas centrándome en un itinerario artístico por la parte baja de las fragas. Comienza -¡claro está!- en Pontedeume, sube al castillo de Nogueirosa (foto superior), baja a la iglesia de Nosa Señora do Carmen (gracias, Imma Covés por tu ayuda toponímica), pasa por la barroca de Ombre (¿por qué nadie se para ante este interesante templo) y remata en Caaveiro. Pero no en el monasterio en sí (ahora cerrado), sino en la preciosa rampa de acceso, impecablemente recuperada hace pocos años y que no tiene otra similar en toda Europa y yo creo que en todo el mundo. Es, además, una ruta con dos buenos restaurantes, la Cantina Río Covés y el Andarúbel. O sea, que lo tiene todo. Un último apunte: para hacer en coche o, si se está muy en forma, en bicicleta.

Ya me contarán…