La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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A Illa de Arousa. En abril de este año el fotógrafo Manuel Marras y yo nos pateamos A Illa de Arousa, algo que yo había hecho antes preparando el terreno y confirmando que O Carreirón, el parque natural que ocupa la punta sur, seguía mereciendo la pena. También nos llegamos al norte de la isla, claro, pero sólo para buscar fotos complementarias, de las que denominamos página 3 (cada reportaje de nuestra serie dominical Galicia Bonita en La Voz de Galicia consta de tres páginas). Entre esas fotos de página 3 había una del pequeño faro de Punta Cabalo, a donde se llegaba y se llega -¡por suerte!- por pista no asfaltada.

Y punto. Ahí se hubiera acabado la historia si no hubiese vuelto a A Illa de -supuestas- vacaciones. Y si no fuese porque Ana, la encantadora hija de la dueña del mesón O Tuno, no nos hubiera dicho que durante todo el año el faro de Punta Cabalo (661 12 29 87) es un restaurante.

Así que hoy Coro, los chicos y yo nos dirigimos hasta el lugar con otro faro en la mente: el del sur de la maravillosa isla de Samso. En la forma, nada que ver. En el fondo, la misma idea: recuperar el patrimonio y sacarle una cierta rentabilidad económica. En el caso de Punta Cabalo es, simple y llanamente, un excelente restaurante de una mesa grande y cinco pequeñas en el interior, y dos terrazas con amplísimas vistas a la ría de Arousa.

La sobresaliente decoración se complementa con una buena selección de vinos (aunque falta algún Rías Baixas que debería estar) y un menú amplio con puntos concretos originales, y todos, muy bien presentados. Precios más que aceptables y asequibles.

En resumen, que junto con el Semáforo de Bares y el de Fisterra -que son cosa distinta de esto que nos ocupa-, el de Punta Cabalo es un sitio quizás mejorable, pero que desde luego se merece dos cosas: una, ir; y otra, sacarse el sombrero y decir bien alto: ¡Chapeau!