La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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El 19 de agosto es el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria. Un día que se celebra en palabras de Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, «En honor de quienes murieron mientras ayudaban a otros. Conmemoramos su sacrificio y reafirmamos nuestro compromiso con el trabajo que a diario desarrollan en condiciones difíciles y peligrosas y en lugares donde otros no pueden o no quieren ir«.

En este periodico pudimos conocer no hace mucho múltiples iniciativas de gallegos solidarios como los que hoy merecidamente se homenajean.

Se celebra este día en un momento en que la absurda división entre «pobres de aquí y pobres de allá» triunfa políticamente. Se desmantelan las politicas de cooperación al desarrollo al tiempo que las de lucha contra la pobreza y por los derechos sociales en  España, en un proceso similar al impuesto a muchos países empobrecidos.

Conviene recordarlo: es imposible acabar con la pobreza y la desigualdad sólo en España sin afrontar la que existe en el resto del mundo. Causas y soluciones son las mismas.

Coincide que hace unos días y gracias a mi reciente mudanza, me encontré el catálogo de la exposición «Humor y Tercer Mundo». 20 años hace que lo publicamos en la extinta Federación Universitarios Solidarios. Les advierto que pienso escandalizarles en el Facebook con algunos de los chistes que ahí aparecen y que demuestran que tuve una juventud algo alocada.

Hoy les dejo un adelanto con un texto deslenguado que escribí entonces sobre las excusas para no luchar contra la pobreza.

¿Les suenan?

REACCIONES

1. Argumento de la impotencia

Está muy bien lo que hacéis (e.m.b.l.q.h)… pero no sirve para nada. Siempre hubo injusticias y siempre las habrá. Por mucho que los cuatro gatos que estáis en estas cosas os empeñeis en cambiarlas, al final renunciareis como hicieron «tantos y tantos otros a lo largo de la historia«. Y es que no se puede hacer nada contra «las fuerzas que mueven nuestro mundo«, como mucho arañar un poco y haceros ilusiones de que estais consiguiendo algo. Dejadlo, aceptar que las cosas son como son y procurad pasarlo lo mejor posible.

2. Argumento de la complicidad

E.m.b.l.q.h. Es una tragedia. Pero seamos realistas, si nosotros no los explotamos, si no les vendemos armas, si… lo hará «cualquier otro«. Las cosas son así, por lo menos estaremos bien nosotros, conservaremos algunos puestos de trabajo, salvaremos alguna industria y más adelante… (ver argumento 5)

3. Argumento del perfecto funcionario

E.m.b.l.q.h… pero para eso estáis. Yo no tengo tiempo para esas cosas que no van mucho conmigo y además ya hay quien se dedica por mi a resolverlas, que para algo le pago a Hacienda. Eso si, como servicio público que sois, o estáis a todas o no hagáis nada (ejemplo: ¿donde están ahora esos «pacifistas» que tanto protestaban por la Guerra del Golfo?)

4. Argumento de la perversidad

La mayoría sois unos aprovechados. Si os pusierais a trabajar en vez de andar gritando, mejor nos iría a todos. A saber con cuanto os quedáis del dinero que os dan unos cuantos retrasados. Dudo mucho que llegue alguna peseta allá donde decís que van. Y aún así, no se por qué hay que mandar nada a ningún sitio, «con las necesidades que tenemos en España«.

Y sobre lo del Tercer Mundo, no me extraña que sean tan pobres… ¡Que trabajen! (seguido normalmente de un santificador ¡como trabajo yo!), en vez de andar tumbados al sol, peleando y haciendo hijos todo el santo día. Y esto te lo digo porque:

Estuve «por allí» de vacaciones quince días… y hay que ver esos tres mil millones de personas lo poco que hacen

No hay más que verlo

Se lo escuché a no se quien, lo vi en no se que programa o lo leí en no se donde «hace poco«.

 5. Argumento del más adelante

Usado por separado o a continuación de los anteriores, cuando el presunto argumentador se da cuenta de lo que acaba de decir e intenta salvar la cara: Primero prosperemos y hagámonos ricos nosotros y más adelante, ya los ayudaremos a ellos.

Prueba, prueba a hablar de este o de otros temas semejantes, verás como casi siempre te salen con lo mismo. Eso si, a veces y para quedar bien consigo o con los demas, nuestros argumentadores dan lo que les pesa en la cartera.

Claro que hay otras posturas, más difíciles. Pero no temas, no nos vamos a poner mesiánicos, ni te vamos a reclamar que seas un adalid y mártir por la causa de los pobres. Igual de lo que se trata es de ser un poco más COHERENTES, y no buscar excusas para lo que hacemos o dejamos de hacer.

COHERENTE es decir que no se puede hacer nada… y no hacerlo. Callarse y dejar que los demás te hagan un poco el futuro, en vez de contarnos tus traumas o negar la historia.

COHERENTE es decir que hay que hacer algo… y hacerlo. No importa cuando ni donde porque todos somos distintos y porque hay ideas y organizaciones para todos los gustos y para el tiempo del que dispongas. Igual nos equivocamos, igual no conseguimos mucho al principio pero complicarse un poco la vida con estos temas como mínimo ayuda a sentirse vivo.

COHERENTE en fin, es dejarse de cinismos y resumir los cuatro últimos argumentos en una única frase: «Si son pobres, que se j…»

No te escandalices, mucha gente ya lo dice y sin mucha vergüenza. Pero es preferible a que nos hagas perder el tiempo con las excusas de siempre.

Ya sabemos en que bando estás.

@xosecuns