La verdad es demoledora. Y nuestro principal problema empeora.
Dinero llama a dinero y la riqueza en el mundo cada vez se concentra más rápido. Tan sólo 8 hombres poseen ya la misma riqueza que 3.600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad.
Que la desigualdad (en la riqueza o en la renta) está avanzando en el mundo, no sólo lo dice Oxfam en su informe Una economía para el 99%. El crecimiento económico tan sólo está beneficiando a los que más tienen, explica el economista Branko Milanovic en el informe de la consultora PwC para el reciente Foro de Davos: «los mayores beneficios de la globalización han ido a parar a una pequeña élite, cada vez más rica, en los países industrializados y a la clase media asiática, mientras que los ciudadanos de rentas bajas en los países desarrollados han sido sus grandes perdedores»
Si, han leído bien, en el Foro Davos han reconocido que es urgente la necesidad de una mayor redistribución. Lástima que, como se cuenta en este artículo, llegados a las soluciones el debate se arruga y el personal se abalanza sobre los canapés.
No les aburriré con los mismos datos sobre el aumento de la desigualdad que han salido en los medios. Les recomiendo que ojeen el informe mundial (no se pierdan las páginas 7 a 10 sobre las seis falsas premisas de una economía al servicio del 1% y los ocho requisitos para una economía al servicio del 99%).
Si no tienen mucho tiempo, lean este articulo de Chema Vera, el director de Oxfam Intermon. También pueden releer un artículo que sigue muy vigente tras la victoria de Donald Trump o lo que vamos a pagar de más por la luz este año: ¿Democracia o capitalismo de amiguetes?
ONG que defienden derechos
Quienes creemos que con nuestro dinero se debe apoyar a organizaciones que bajan al barro por los derechos sociales y no paripés de incidencia política, estamos de enhorabuena. El informe denunciando el aumento de la desigualdad ha sido un rotundo éxito generado un imprescindible debate y un montón de críticas, interesadas y oportunistas la mayoría.
Les recomiendo Midiendo la (maldita) desigualdad, un artículo escrito por los autores del informe y otros tres de expertos independientes: Desmontando a Oxfam de José Moisés Martín, Contexto para entender el dato de desigualdad de Oxfam de Kiko Llaneras y Justicia fiscal, climática y migratoria, un descarado Gonzalo Fanjul respondiendo a las «vedettes del neoliberalismo» y sus críticas cutres al informe.
Pero hablemos del principal problema de España.
España, una crisis que se ha ensañado con las personas más vulnerables
Una bomba de relojería: medalla de plata europea de aumento de la desigualdad entre 2007 y 2015, detrás de Chipre ¡20 veces más que el promedio europeo!. Y es que en España la desigualdad gana por goleada… mientras que en Polonia, Portugal, Rumanía o Finlandia pierde.
Una de las críticas más absurdas ante las denuncias a esta evidencia es que supone «apoyar el populismo de izquierdas» (o de derechas). Ridícula por negar un hecho pero ademas políticamente burda por dejar la iniciativa en las soluciones de este infierno en el que viven millones de personas a unos pocos partidos. ¿De nuevo Los gansos del Capitolio?
Hechos, no opiniones. La crisis la siguen pagando los más pobres
No, la crisis no nos ha afectado a todos por igual. Todo lo contrario, sigue concentrando sus efectos especialmente en las personas más pobres (o con las rentas más bajas).
Elijan fuente: OCDE, Eurostat, INE, Credit Suisse, Banco Mundial… ¡hasta Warren Buffet! Hoy mismo el Banco de España afirma que la crisis ha arrasado con la mitad de la riqueza de las familias más pobres, cebándose especialmente con los más jóvenes. El 25% más pobre carga con más deudas que activos.
O elijan personas expertas o organizaciones solventes. Me referiré a partir de ahora a tres: Oxfam Intermón y su radiografía de la desigualdad en España, Kiko Lorenzo (Caritas España) y su muy didáctico libro Metáforas para entender la crisis y El estado de la Pobreza. España 2016 de EAPN España.
En 2016, el 10% de los españoles más ricos concentraron más riqueza que el resto de la población. Es decir, 4,7 millones de personas tienen lo mismo que más de 42,6 millones.
En 2007, el 10% más rico disfrutaba en España de una renta 10 veces superior a la del 10% más pobre. En 2015 esta diferencia era de 15 veces.
13.334.573 personas, el 28,6% de la población española, seguía en 2015 en riesgo de pobreza o exclusión social.Una de cada tres se debe a la crisis, pero las otras dos ya estaban en esta situación antes, ni con la burbuja inmobiliaria tuvieron una oportunidad.
Y un gráfico demoledor: En 2016, 720.000 familias no tenían ningún ingreso… en 2007 eran 365.000. Como dice Kiko Lorenzo: «cuando tantas personas aún siguen sepultadas bajo los escombros, no parece oportuno mirar para otro lado»
Cinco razones por las que crece la desigualdad en España
1 Incapacidad para crear empleo de calidad y especialización de nuestra economía en actividades de bajo valor añadido, especialmente construcción y turismo. Esto implica un mayor peso de puestos manuales, temporales y con ocupaciones de baja cualificación con menores sueldos que se une y explica una bajada generalizada de salarios, en especial los más bajos. En palabras del informe de Oxfam «tanto durante el período de crecimiento como de crisis, la economía española ha primado los beneficios y las rentas de capital, frente a las rentas salariales»
2. Un elevado nivel de paro residual. Incluso en las épocas de crecimiento nunca se redujo por debajo del 10% (ni la pobreza por debajo del 19,5%). Especialmente grave porque gran parte del desempleo actual afecta a los sustentadores principales de cada hogar, es decir a quien traía los ingresos más elevados de la economía familiar. De los cinco millones de puestos de trabajo creados en los años anteriores a la crisis, tres eran empleos precarios, condenados a desaparecer como lo harán la mayoría de los que se están creando ahora.
3. Alta desigualdad salarial. El empleo creado con la recuperación económica se caracteriza por una mayor precariedad: temporalidad (25,2% trabajadores, 14,1% en la UE), trabajo a tiempo parcial y la citada tendencia a la baja de los salarios. Lo denunciaban hace unos meses algunas trabajadoras pobres del 13,2% de personas a quienes en 2015 su salario no supera el umbral de la pobreza: No más juegos del hambre para tener un empleo digno.
En 2015 el salario del ejecutivo con mayor responsabilidad en una empresa del IBEX35 multiplicaba por 96 el del trabajador promedio y por 51 en el total de las empresas cotizadas. ¿Se acuerdan del todos debemos apretarnos el cinturón? Pues varios años después la respuesta es que todos nos lo apretamos… pero algunos casi cincuenta veces más que otros.
Adivinen en este gráfico brutal lo que le ha bajado el sueldo entre 2008 y 2014 al 10% de la población con los salarios más bajos o al 10% con los más altos.
4. La existencia de un modelo de prestaciones pequeño, disperso entre territorios de una forma brutal, ligado excesivamente a lo contributivo y que, aunque con vocación de ser universal, revela importantes huecos de desprotección.
5. Incapacidad para redistribuir de quienes más tienen a quienes más lo necesitan. Repitan de nuevo conmigo: lo de ¡No hay dinero! es mentira. Nuestro sistema fiscal es regresivo en su diseño, insostenible y sobre todo injusto, en especial para frenar las fugas a paraísos fiscales.
Recaudamos poco, 6,3 puntos por debajo de la media europea, y sobre todo recaudamos mal. Con datos del 2016, nada menos que el 84% del esfuerzo fiscal recae sobre las familias, frente a un 13% del sector empresarial (y ojo, la mayoría lo pagan las pequeñas y medianas empresas) y una contribución casi nula de la fiscalidad sobre el patrimonio, la riqueza o el capital.
Pregunten en su entorno si últimamente han tenido que pagar por no meterse a pleitos con Hacienda ante una inspección o una multa claramente injusta y si no han tenido una cierta sensación de estar leyendo El proceso de Kafka… No se extrañen cuando nos llaman «Pringados fiscales» y nos pidan decir No al escaqueo.
Las matemáticas son claras: menores ingresos públicos se traducen en menor inversión para garantizar el acceso a derechos y servicios públicos como la educación, la sanidad y la protección social. Como señala la propia OCDE, las políticas de protección social en España (desempleo,pensiones, beneficios sociales) están mal enfocadas y muestran un perfil poco progresivo, beneficiando en mucha mayor medida a los hogares de mayor renta.
Pero si hay un agujero negro en nuestras finanzas públicas estos son los paraísos fiscales. En el último año, se ha triplicado la inversión que ha salido desde España hacia los 15 más agresivos para la tributación empresarial. Tan sólo estos 15 (entre ellos Holanda e Irlanda) atraen el doble de inversión desde nuestro país que toda América Latina o 43 veces más que China.
La competitividad entre las empresas no debería construirse en base a artificios fiscales disponibles sólo para grandes multinacionales. Es injusto y delictivo con las pequeñas y medianas (y muchas ONG que prestan servicios sociales) y tiene un nombre del que oirán hablar en el futuro: competencia fiscal desleal…
¿Quieren propuestas para reducir drásticamente la desigualdad? Tienen decenas en los informes que les he citado, pero lo importante es que se sumen para exigirlas. Empiecen aquí.
Trackbacks/Pingbacks