La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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El 11 de mayo será el Día mundial del comercio justo. Un buen día para celebrar que son muchas las posibilidades para practicar un consumo responsable.

Hace unos meses, al despertar a Pepito Grillo, Beti Vázquez ya demostraba que otro consumo era posible, y hace unas semanas que un mercado y una economía sociales ya eran una realidad. Hoy les dejo con Gonzalo Gesto, miembro de la cooperativa Panxea en Santiago de Compostela y del futuro banco ético Fiare del que, removiendo mi dinero, me acabo de hacer socio y espero que en breve cliente.

Gonzalo nos pide que no le metamos prisa, pero a cambio les aseguro que les va a agobiar un poco al regalarnos todo tipo de posibilidades y alternativas que en su ciudad o pueblo ya demuestran que otra economía es posible (¡en las fotos también!).

Gracias, Gonzalo

Economía solidaria: Vamos despacio porque vamos lejos

Vivimos en un mundo que no nos gusta. Sometidos y sometidas a múltiples “plagas” y esclavitudes (del dinero, de los mercados, de la prima de riesgo, de los horarios de trabajo, de la hipoteca, de las nuevas tecnologías, del coche, del “no se puede hacer nada”, …). Tenemos a las puertas de casa la precarización laboral y de los servicios públicos esenciales (educación, sanidad, dependencia, servicios sociales, …), el regreso de la emigración juvenil, las funestas consecuencias de las políticas de muchas multinacionales que buscan su beneficio incluso a costa de vidas humanas como en Bangladesh.

Pero hete aquí que son muchas ya las personas convencidas de que estamos en un momento de «éxodo», que no podemos seguir viviendo en este “Egipto” regido por faraones de los mercados, que imponen una vida cada vez más miserable y precaria al 99% de la población. Personas que han emprendido camino desde diversos puntos de partida (ideológicos, geográficos, …) y que al hacerlo se han dado cuenta de que no estaban solas intentando construir ese #otromundoesposible.

Estamos hablando de los diversos caminos que ha comenzado a andar la Economía solidaria para dar respuesta a un sistema económico injusto que abusa de las personas (especialmente de las más vulnerables) y del planeta, que no puede ni debe sostenerse más, y que a menudo seguimos alimentando con nuestro trabajo, nuestro consumo o nuestro dinero.

Nos gusta llamarla Economía Solidaria porque entendemos que recoge mejor las múltiples iniciativas y realidades de las que estamos hablando, y viene a aglutinar a toda aquella economía que cómo explica el economista chileno Luis Razeto, se organiza en torno al “factor C”,  un factor económico que nos demuestra que la solidaridad es una fuerza económica de alta eficiencia y productividad. Con la letra C comienzan muchas palabras que lo identifican: compañerismo, comunidad, cooperación, colaboración, comunión, coordinación, cooperativas, …

Con este modelo han nacido y siguen naciendo múltiples iniciativas que son, cada vez más, alternativas reales que estamos construyendo entre muchos hombres y mujeres (especialmente mujeres), y que abarcan prácticamente todos los campos: desde la producción de alimentos o de múltiples bienes y servicios, a su distribución y comercialización, pero también la financiación ética y solidaria, los cuidados, …

Por poner sólo algunos ejemplos, en Galicia podemos hablar de iniciativas en el campo de la agroecología, redes de semillas, agricultura urbana o en los productos del mar.

Para su comercialización han surgido múltiples formas:  grupos de consumo (busque el de su ciudad), cooperativas de consumo, tiendas de comercio justo, o iniciativas privadas de tiendas de barrio en múltiples ciudades y pueblos.

Muchas de estas iniciativas pueden encontrarse en el mapa de entidades de la Rede Galega de Consumo Consciente y Responsable. En su conjunto llegan ya a más de mil familias/unidades de consumo, y su crecimiento continúa a pesar de la crisis del consumo privado. Se articulan también otros modos de comercialización alternativa en forma de bancos de tiempo, ferias de intercambio, páginas de trueque (o incluso de donación gratuita), monedas sociales y complementarias, etc, Pueden encontrar algunas muestras en la página de enlaces de Panxea, la organización de la que formo parte.

En la financiación por canales de finanzas éticas existen ya a nivel gallego desde entidades de microfinanzas como AIS O’Peto, a cooperativas de servicios financieros como Coop´57, o en una dimensión aún mayor la cooperativa de crédito de finanzas éticas Fiare-Banca Popolare Etica, de la que Fiare Galiza, al igual que O´Peto o Coop´57 son parte.

Existen también iniciativas en la producción y distribución de energías renovables,  seguros éticos,  software libre,  turismo responsable,  formación en consumo, medios de información, …

Todas ellas están comenzando a articularse, a hacerse visibles y a ofrecerse como alternativa elegible para la ciudadanía. En unos casos simplemente dándose a conocer, cómo en el mapa de entidades en Galicia iniciado por el proyecto de cooperativa integral galega, o con iniciativas más ambiciosas cómo el Banco de recursos para un consumo consciente y transformador del CRIC (Centro de Investigación e Información en Consumo) en la plataforma de “crowfunding” Goteo.

Y la cosa no queda aquí, existen a nivel gallego al menos tres iniciativas llamadas a colaborar tanto a nivel local y gallego como estatal e incluso internacional, y que se agrupan en torno a la Mancomunidade Integral Galega, al Laboratorio Social Galego (impulsado por la Coordinadora Galega de ONGD, junto a otras redes y entidades como EAPN Galicia, …), y al Mercado Social o Mercado de la Economía Solidaria (a iniciativa de REAS-Galicia). En este último caso, la iniciativa se integra incluso en un proyecto de mapeo de iniciativas a nivel internacional a través de RIPESS.

Ya no cabe decir que no existen alternativas. No valen excusas para no pasarse a la Economía Solidaria, porque todas estas iniciativas nacen de la ciudadanía y están al servicio de las personas y del planeta, regeneran el tejido social y construyen, también desde el ámbito económico, un mundo mejor.

Es cierto que construirlas supone a veces un pequeño esfuerzo: económico (lo que nos ayudará a que nuestro bolsillo comience a ponerse de acuerdo con lo que nos dicta la razón y el corazón), o de ponerse a trabajar para construir esas alternativas, levantándose del sillón de la comodidad que algunos invocan diciendo que se unirán a las iniciativas de economía solidaria cuando estén hechas. Si nos ayudas a empujar y construirlas “la travesía del desierto” será para todos y todas más corta

Por favor: no nos metas prisa si no te unes al camino.  “Vamos despacio porque vamos lejos”. Vamos despacio porque estamos cambiando el mundo.

Y tú, ¿a qué esperas para unirte?

@gonzalo_gesto

@PanxeaCoop