Quizá se acuerden. Hace 25 años y bajo el lema “De la explotación a la educación”, miles de personas, sobre todo niños, niñas y adolescentes, convocados por más de 2500 organizaciones humanitarias, recorrieron 103 países en la Global March against child labour (Marcha Global contra el trabajo infantil) reclamando que los estados ratificaran y reforzaran las convenciones y leyes existentes sobre trabajo infantil y educación.
En 1998, el estado de la protección de la infancia contra la explotación, la trata y la esclavitud era diferente de lo que vemos hoy en día. Se estimaba en unos 250 millones los niños y niñas entre los 5 y los 14 años, de 50 a 60 millones trabajando en circunstancias peligrosas. No existía una legislación internacional para hacer frente a la explotación ni una campaña colectiva para presionar por su eliminación.
La Marcha Global fue un éxito rotundo de organización e impacto mediático en todo el mundo. También en España, donde recorrió 21 ciudades, Vigo, Santiago, Lugo y A Coruña entre ellas, antes de dirigirse a la Conferencia de la OIT en Ginebra. El trayecto español estaba organizado por Oxfam Intermon junto a ONG como Educación sin Fronteras, Fundación CEAR, Paz y Solidaridad-CCOO, Meniños, Setem, Solidaridad Internacional y Movimiento Scout Católico, junto a más de cien organizaciones e instituciones y centros escolares.
Como voluntario de Oxfam Intermon tuve el honor de participar en la coordinación de la Marcha en Santiago y compartir la ambición y el trabajo conjunto que implicó en toda Galicia a muchas personas voluntarias de todo tipo de organizaciones y creencias. A una de ellas, Ramón Ferreño, coordinador de la marcha en Galicia, le debo la información y fotos de este post.
Las lecciones que aprendí de esta experiencia fueron muchas, ya les he hablado de algunas: lo que importa es la causa y no las marcas, el modelo de voluntariado que defiendo, la obligación de trabajar en red compartiendo conocimientos y esfuerzo… O que, viendo las fotos, puedan intuir mi opinión sobre como asegurar las causas de la pobreza y las ONG puedan salir en medios de comunicación. «La primera página es una opción«, este es el listón que me marco y que exijo. ¡Y no había redes sociales!
¿Pero se consiguió algo en la lucha contra el trabajo infantil?
En palabras de Kailash Satyarthi, presidente de la Marcha Global, parece ser que si: «Ha habido un progreso notable en la lucha contra el trabajo infantil en los últimos 15 años. Las nuevas leyes, políticas y programas se han puesto en marcha con un alto nivel de participación de la sociedad, el Estado y las empresas. Pero, esto no es suficiente. Marcha Mundial se ha comprometido a hacer historia el trabajo infantil»
Uno de los resultados más importantes de todos estos esfuerzos fue la aprobación en 1999, por unanimidad de los 174 miembros de la OIT, del Convenio sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación.
También se ha avanzado en la comprensión de que el trabajo infantil es uno de los principales obstáculos para el logro de la Educación primaria universal, así como con el reconocimiento del trabajo infantil doméstico como una forma invisible de la esclavitud al aprobar la OIT en 2011 la OIT el Convenio 189 sobre «Trabajo decente para los trabajadores domésticos».
En 1998, el trabajo infantil en la agricultura, a pesar de afectar al 90% de niños y niñas trabajadores, era visto como una actividad tradicional e invisible que se consideraba como una ayuda a la agricultura familiar. Hoy el trabajo peligroso de 129 millones de niños en la agricultura está siendo reconocido y empezando a recibir atención.
Seguimos. Hoy contra la mentira «con tantas ayudas los pobres no quieren trabajar»
Entiéndase bien. Sería hasta obsceno pretender hacer un relato triunfalista de que ya no existe la explotación laboral infantil gracias a la Marcha. Seguimos en el principio del camino para su erradicación.
Nos lo recuerda que el 16 de abril siga siendo el Día internacional contra la esclavitud infantil o que hace diez años 1138 personas murieran en la tragedia de Rana Plaza, la fábrica derrumbada en Bangladesh donde se producía ropa para las grandes marcas internacionales que luego encontramos en la mayoría de las tiendas donde compramos.
Nos lo recuerdan desde la campaña Ropa Limpia y nos piden nuestra firma recuerdan para reclamar a Levi´s, Decathlon, IKEA o Amazon que suscriban de una vez el “Acuerdo para la Seguridad en la Industria Textil”, para que protejan la vida de las personas en sus fábricas de Bangladesh y Pakistán.
Sigue muy vigente el lema: «trabajo para los padres, escuela para los niños«. La realidad del aumento del sufrimiento de muchos niños y niñas también la tenemos en España pero sabemos como luchar con lo que aprendimos en batallas en otros lugares del mundo. Compruébenlo con los artículos de personas que estuvieron conmigo en la Marcha y que siguen peleando, ahora desde UNICEF: Chema Vera contándonos que son las mismas recetas pero iguales resultados y Marta Arias afirmando algo evidente: la pobreza infantil no es inevitable.
Las excusas baratas para justificar la explotación laboral no han cambiado mucho, la verdad. Entonces era que muchas familias se quedarían sin ingresos si los niños y niñas dejaban de trabajar. Hoy en España tenemos que pelear cada vez más contra la burda mentira del «con tantas ayudas los pobres no quieren trabajar«.
Sigue vigente el reconocimiento de entonces a tantas y tantas empresas y personas empresarias que compiten en el mercado con armas como la innovación y el ingenio, no con las de la precariedad laboral. Sigue la extrañeza y la sospecha de por qué las organizaciones empresariales defienden caducos dogmas y los intereses de estas últimas.
Como acaba de decir Carlos Susías, el presidente de EAPN España, en el imprescindible seminario La pobreza entre la población empleada: «El Ingreso Mínimo Vital no desincentiva la búsqueda de empleo, lo que desincentiva es la competencia empresarial desleal»
Entrada actualizada. Original publicada el 28.03.2013
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