Si leen este blog, imagino que no creerán el dogma de que la mejor política social es el empleo. Ya saben que tener empleo ya no es suficiente para garantizar salir de la pobreza. No es suficiente pero sigue siendo necesario, por eso es preocupante el escaso éxito de las políticas de empleo en España y un desempleo que tiene la medalla de plata en la Unión Europea.
En especial son un rotundo fracaso las medidas de lucha contra un desempleo juvenil (menores de 25 años) que ya está en el 46,5% como el Sistema de Garantía Juvenil, donde las comunidades autónomas han gastado sólo el 12% de los fondos europeos, y eso que la Comisión Europea acaba de anunciar que está dispuesta a invertir mucho más.
No puede esperar más el cambio radical de las políticas de empleo. Hoy les dejo con Xosé Alberte Cea, un orientador laboral comprometido con su profesión y el empleo digno. No dejen de crecer y aprender siguiendo su blog Growing.
Grazas, Xosé!
Propuestas para un cambio radical (y necesario) en las políticas de empleo
Desde hace años trabajo en el problema que más preocupa en España si atendemos a las cifras del CIS: el empleo. Por eso, más allá de la política partidista, el cómo organizamos nuestra respuesta al desempleo tiene un componente claramente técnico y una concreción política evidente.
Habitualmente esta respuesta se sitúa en el marco de grandes planes, programas y políticas con dimensiones que van desde Europa hasta el ámbito local. Hace unas semanas se publicó el que podemos considerar el marco principal con el que las políticas tratarán de responder en España al problema del desempleo: el Plan Anual de Política de Empleo 2016. Introduce cambios en temas como la formación para el empleo, pero solo es, como siempre, un documento marco muy general.
Aprovechando esta publicación, parece oportuno mencionar la necesidad de medidas más micro que sean capaces de mejorar nuestra respuesta al desempleo.
Las propuestas más concretas son menos habituales en los documentos marco pero, por ello, quizá más necesarias. Tienen como referencia solo uno de los objetivos tradicionales de los servicios de empleo: aumentar la ocupabilidad de las personas (también objetivo en el Plan Anual 2016), sus opciones y posibilidades de encontrar un empleo digno. Hay más que las que aquí figuran pero creo que solo con estas se mejoraría la eficiencia y la eficacia de los servicios de empleo.
1) Cambiar ya el calendario de Formación Profesional para el empleo (al menos en Galicia)
En este momento por razones burocráticas y otras difícilmente comprensibles la formación se viene realizando prácticamente de junio a septiembre. En su mayoría cursos con muchas horas. Le pedimos a las personas que hagan cursos desde las 7:30 de la mañana hasta las 15:00 durante siete meses (seis, ocho…) en verano. La propuesta es pedagógicamente insostenible pero, además, perjudica claramente a madres, personas con responsabilidades familiares o a quienes trabajan en verano.
Por otra parte las propias entidades que ponen en marcha los cursos deben concentrar toda su actividad en unos meses. Esto les lleva a renunciar a muchos de los que les conceden. Precisamos contar con oferta formativa a lo largo de todo el año. Una oferta modular, breve, eficiente, eficaz, modulada y adecuada a la temporalidad del mercado de trabajo. Como apuntábamos antes, las modificaciones en la formación para el empleo son interesantes, pero, a la espera de su desarrollo, claramente insuficientes.
2) Dejar de prometer «la modernización de los servicios públicos de empleo». Hablemos de digitalizar.
Los principales partidos llevan prometiéndolo desde ni se sabe cuando. Como tampoco se sabe cuales son los resultados. Mejor será digitalizar estos servicios de una vez por todas. Y formar a las personas para que puedan utilizarlos.
3) Recuperar la sensatez en torno al concepto de persona parada de larga duración.
No puede ser que para un programa o para una ayuda uno sea parado de larga duración y para otra no. Es preciso que las ayudas definan mejor sus criterios sin cambiar los conceptos como viene siendo desde hace unos años. Así dependiendo de la medida (RAI, Prepara…) existen distintos criterios para considerar a una persona desempleada de larga duración o no. Una barbaridad o, más bien, un uso instrumental de los datos y de las medidas de protección. Necesitamos políticas de empleo que no contribuyan a la ceremonia de la confusión. Lo explica en apenas un minuto Marianne Thyssen, la Comisaria Europea de Empleo y Asuntos Sociales.
4) Reducir la gestión administrativa del Servicio Público de Empleo al mínimo e incorporar más profesionales de atención y apoyo a las personas, estén en situación de desempleo o no.
El Servicio Público de Empleo debería contar con equipos de orientación formados por profesionales bien conectados con la realidad empresarial, muchos conocimientos sobre comportamiento y aprendizaje, con peso y capacidad de decisión en número suficiente. Un clamor desde la Unión Europea o la OIT.
Habría que poner por fin en funcionamiento un sistema integrado de orientación laboral a lo largo de la vida, algo que ya aparece reflejado en la Ley de Economía Sostenible o en el Real Decreto Ley del año pasado para la Reforma Urgente del Sistema Nacional de Formación. Se trata de entenderlo como un servicio público que ofrece apoyo y da resultados.
Insistimos: precisamos un sistema integrado de orientación laboral con criterios de calidad y efectividad.
5) Evaluar los resultados de la FP para el empleo
No solo los de inserción, obviamente. También aquellos que permitan planificar acciones futuras más eficaces: cuántas acciones dejaron de hacerse y por qué, en cuantas participaron las empresas, cuál fue la demanda por parte del alumnado, cual es la formación que solicitan los equipos técnicos, la que solicita el empresariado y la que se pone en marcha finalmente…
La formación debe programarse en base a las demandas de empresas, de la sociedad y en base a los resultados de orientación laboral. Si no es así se convierte en un instrumento inservible. Y algo de eso parece suceder… En el Plan Anual de Empleo 2016 este tema figura como objetivo pero no con una formulación clara y rápida en términos operativos. Solo hace referencia a “ las tendencias de la economía que exigen la adaptación o actualización de los trabajadores, los sectores con potencial de crecimiento o las competencias transversales al alza”. Por ahora los centros homologados condicionan demasiado, como los certificados de profesionalidad.
6) Ir más allá de los certificados de profesionalidad.
Los certificados de profesionalidad han sido un gran avance a la hora de contar con una oferta formativa de calidad, homogénea, estructurada y evaluable. Entre otras cosas han permitido limitar la dispersión de la oferta formativa. Proponiendo módulos que se corresponden con competencias reales han dado un respaldo en horas, contenido y saber hacer a operativas concretas del mercado de trabajo. Y siguen siendo necesarios.
Ahora bien, es ya momento de señalar que en muchos ámbitos están encorsetando la oferta formativa. En un mundo inestable la necesidad de nuevas competencias cambia de forma constante y los certificados nunca podrán responder a estas necesidades. Se muestran rígidos. Precisamos contenidos formativos vivos, cambiantes y adaptables, una oferta formativa más flexible que permita respuestas más acordes con las necesidades económicas y sociales.
7) Modificar la oferta formativa para el empleo añadiendo la inclusión digital.
La formación para el empleo, debería contribuir a estrechar la brecha digital. No solo porque es un problema en el mercado laboral, también porque es en la formación para el empleo dónde muchas personas la demandan. Si no encuentran contenidos digitales en este ámbito no van a buscarlos a la educación formal.
Si, hoy una persona que quiera trabajar precisa saber manejar un correo electrónico o saber utilizar las app’s de su móvil. Y muchas necesitan saber programar o tener nociones básicas. Algo de esto ya se hace pero es claramente insuficiente. El Ayuntamiento de Madrid acaba de llegar a un acuerdo con la Fundación Telefónica para hacer algo en esta línea. Y ese es el camino. Solo que en Galicia (y en otros territorios) existe capacidad suficiente para, independientemente de acuerdos como el mencionado, realizar una oferta desde lo público multiplicando el rendimiento de recursos que ya existen.
8) Proponer nuevas acciones para la implicación y participación de las empresas en las políticas de empleo.
Hasta ahora la participación de las empresas en las políticas activas de empleo ha sido indirecta. Las organizaciones empresariales han participado de la planificación y de la ejecución de la formación. También han colaborado con algunas acciones como las de orientación. Pero la implicación directa de las empresas solo ha sido puntual.
Se hace necesario poner en marcha medidas que permitan que las empresas conozcan las dimensiones del problema al que nos enfrentamos, su importancia en términos sociales y económicos. Esto pasa por reconocerlas en su papel, por valorarlas en su justa medida, por escucharlas activamente y por ofrecerles soluciones a sus problemas.
Esta idea tampoco es novedosa. En Europa las políticas de empleo que funcionan son aquellas que implican a las empresas como sucede en UK donde son las protagonistas del Apprenticeship, aportando el salario del aprendiz o en Austria donde participan de las políticas de inclusión.
Es muy necesario, por tanto, generar espacios de colaboración con las empresas en cada entorno. Espacios que vayan desde su participación activa en la planificación hasta el contacto directo con las personas que buscan empleo y con las que más dificultades tienen. Hay mucho por hacer y proponer en este ámbito. Por ejemplo, recuperar la figura del aprendiz.
9) Políticas activas de empleo con las personas, no para el colectivo al que pertenezcan.
Es innegable que identificar y acotar los grupos de personas que más dificultades tienen en el acceso al empleo es muy útil. Sirve para proponer acciones específicas. Pero siempre deberían pasar por el servicio de orientación laboral.
Una vez que pasan por un servicio de orientación ofrecerle una acción u otra debería depender más de lo «diagnosticado y de lo acordado» allí que del hecho objetivo de pertenecer a un grupo concreto. Primar la pertenencia a un grupo determinado sobre las conclusiones técnicas nos lleva al desaprovechamiento de muchas de las acciones de empleo que se ponen en marcha. Y a un buen número de experiencias frustrantes de las personas.
10) Invertir el dinero de los incentivos a la contratación en la formación o el asesoramiento a empresas.
Durante muchos años España ha cometido un gran error en las políticas activas de empleo. Quizá el más grande de los errores. Ha dedicado cerca del 70% del dinero a ayudas a la contratación. Como es obvio, esto no ha dado ningún fruto y es justo lo contrario a lo que realizan los países con políticas activas de empleo exitosas.
Muy interesante. Ojala vemos pronto estas ideas hechas realidad.
Me encanta el punto 4,7,8 y 9. Los profesionales de lo social además y respecto a lo que dices Xose deberiamos ter un papel fundamental en la empleabilidad de las personas. He trabajado siempre para la inclusión sociolaboral y no concibo en ningún caso pertenezcas al colectivo al que pertenezcas que lo socio y lo laboral vayan por separado. El trabajo asalariado sólo o sólo debería de ser según mi opinión una parte de la vida de una persona, fundamental ya que hasta ahora no existen otras fórmulas para subsistir. Pero una persona es algo más que un empleo y está rodeada de circunstancias que condicionan o facilitan la consecución del mismo y en las que evidentemente hay que actuar. Al margen de todo esto para cada persona el empleo tiene un significado y una importancia diferente. En mi empleo me dirijo a personas que en el dia a día trabajan como no puede trabajar nadie y que apenas disponen de tiempo para la búsqueda de un empleo. En fin que no hay laboral sin socio ni socio sin laboral.
Si, una persona es más que un empleo, y desde luego no se le permite ser persona cuando no es un empleo digno. Como no se cansan de denunciar personas en pobreza, al mismo tiempo que esta escasa relación entre servicios sociales y empleo y la «Violencia administrativa» que supone. Desde la propia Xunta donde son áreas separadas hasta muchos ayuntamientos donde ni se hablan social y laboral y muchas técnicas en ONG acaban haciendo de «pegamento» extraoficial.
https://blogs.lavozdegalicia.es/nomepidancalma/2016/07/06/no-mas-juegos-del-hambre-para-tener-un-empleo-digno/
Es claro que resulta imprescindible reducir el desempleo. Y no es lo único, también evitar que continúe la precarización, mejorar la oferta formativa, adecuar las políticas de empleo a las verdaderas necesidades existentes etc .De poco sirve que los parados, de cualquier edad, hagan CV maravillosos, que realicen cursos y más cursos, que recorran toda su ciudad y otras, que aparezcan en todas las redes sociales y se registren en todas las páginas de búsqueda de emoleo que puedan encontrar si la demanda es mínima y sólo hay puestos de trabajo para un pequeño porcentaje. Hay que contar con el entorno empresarial. Por un lado, facilitar la contratación abaratando los costes y, por otro, movilizar a las inspecciones de trabajo para que no se den los casos que se están dando con más frecuencia cada vez ( contratos por menos horas de las que efectivamente se realizan o con una categoría inferior a la correspondiente, horas extra que no se cobran, salarios no adecuados,personas que se ven en la necesidad de trabajar sin ser dadas de alta, etc.)
En todo de acuerdo. Reducir el circuito de la miseria y mostradores a las que se obliga a personas en búsqueda de empleo o en pobreza/exclusión. Si me quedo en facilitar la contratación al empresario decente (la mayoría) aunque no tengo claro que sea abaratando costes directamente, subvencionado contratación, sino facilitando personal formado y competitivo en el menor tiempo posible.
No puedo estar más de acuerdo María. La clave está en generar más empleo y de calidad. Sin duda. En otros entornos lo hacen (USA) y esta debería ser nuestra apuesta. Pero no lo es. Competimos por precio (salarios bajos) y tenemos serios problemas económicos (salvo la exportación que presenta buenos datos). Pero estos son temas complejos que precisan de algo más que un comentario o un artículo. Yo solo quería sumarme a tus palabras y a las de Xosé Cuns. Especialmente a la necesidad de reconocer que no generamos empleo suficiente y que este no se encuentra recorriendo la ciudad con un CV. Y menos pidiendo que te lo sellen. Gracias por participar, por conversar y comentar tan acertadamente María.
Y que me cuentas de los parados de más de 40 años que no «sirve» la experiencia (porque es demasiada), que no se valora tu formación (y toda la vida te has pasado intentando estudiar más, hacer algo más. ..?). Y que me dices de intentar valorar trabajos mileuristas – si llegan?
Es una vergüenza.
Si, entre 30 y 45 años practicamente no hay nada. Pero como dice en una de las propuestas que hace Xosé en el post los incentivos a la contratación centradas en colectivos y no en personas se ha demostrado que son un fracaso, despreciando por ejemplo a personas con formacíon y experiencia demostrada como es tu caso y lo que es peor son una excusa para el emmpobrecimiento laboral. De este tema se habla en este artículo: No más juegos del hambre para tener un empleo digno https://blogs.lavozdegalicia.es/nomepidancalma/2016/07/06/no-mas-juegos-del-hambre-para-tener-un-empleo-digno/
No sé si el adjetivo vergonzoso es el mejor para describir este mercado laboral que sufrimos. Yo emplearía algún otro. Lo que es obvio es que cada día es más precario y más desigual. Será complicado que determinados puestos puedan recuperar sus niveles salariales si no hacemos ningún cambio. Porque en otros países esto no está ocurriendo.
Dicho esto, no puedo evitar mostrar mi lado de orientación Pilar. No debemos esperar que nadie valore lo que sabemos hacer y lo que podemos aportar. Valorémoslo primero nosotros y mostrémoslo con orgullo.
Y tampoco nos creamos todo lo que nos dice el primero que pasa. Me refiero a cuestiones como tienes demasiada experiencia, demasiada formación o eres muy mayor. No son más que excusas que deberíamos tener demasiado en cuenta porque no son reales. Y porque a palabras necias oídos sordos.