«Facilitar una atención especializada a las víctimas de prostitución y/o trata, como fenómeno extremo de violencia de género» Estrategia de Inclusión Social de Galicia 2014-2020.
Aunque parezca que no, la palabras importan. Estas aparecen en la página 82 del principal documento de planificación de Política Social de la Xunta de Galicia. Escribirlas en 2014 fue una decisión política valiente: incluirlo en el apartado de lucha contra la violencia de género, asimilar prostitución a trata, hablar de violencia extrema…
Prostitución como violencia de género extrema. En la Xunta y en muchas organizaciones lo tienen claro ¿Hace falta explicar lo que es? Pues parece ser que si, aunque suene a perogrullada. Y resulta un tanto patético tanto paripé para justificarla mirando hacia otro lado.
Les recomiendo que vean este vídeo de un minuto. Pero con dos ruegos: que donde pone trata escriban su sinónimo prostitución, y sobre todo que imaginen que la mujer es una persona a la que quieren.
Aunque se desconoce el número exacto, se estima que unas 50.000 mujeres están siendo prostituidas en España (mayoritariamente extranjeras). Entre el 80 y el 95 % han sufrido alguna forma de violencia antes de empezar a ejercer la prostitución (violación, incesto, pedofilia) y el 62 % declara haber sufrido una violación.
Las secuelas físicas van desde enfermedades de transmisión sexual a las consecuencias de la violencia física (agresiones sexuales, golpes) y psicológica (amenazas, humillaciones, insultos), que implican el desarrollo de cuadros de ansiedad, angustia y depresión. El 68 % sufre trastornos de estrés postraumático, un porcentaje similar al de las víctimas de tortura.
No hay mujeres torturadas sin hombres que torturan
Vuelvan a ver el vídeo. Quiten el sonido e imaginen ahora que el violador que aparece es su marido, su novio, su hijo, el director de su oficina bancaria, su profesor, su alcalde…
¿Les molesta la comparación? Pues debería. Todos los días nos cruzamos con alguno de los 6 millones de hombres que en España y según el CIS consumen sexo de pago.
El 39% de los hombres españoles consumen prostitución según el Consejo de Europa y Naciones Unidas. El 15% de los varones españoles (unos 2,5 millones) no tuvo reparos en pagar por mantener sexo y el 34% no cree que la prostitución se una forma de violencia, dice un estudio de la Universidad de Comillas.
De todas las clases sociales y de todas las edades. En España, el consumo de prostitución está creciendo en el tramo de edad entre 18 y 25 años, y entendido como una forma de ocio.
Lo explican de forma magistral y coherente desde Médicos del Mundo con su campaña «Hablan los puteros» dirigiéndose a los hombres que nunca han pagado por mantener relaciones sexuales, pero que callan cuando sus amigos presumen de recurrir a la prostitución…
Lo que pasa en un club, ya no se queda en un club
Me avergüenza haber tardado tanto en ser consciente del horror en el que viven diariamente y en silencio miles y miles de mujeres prostituidas, de los brutales intereses económicos que protegen a puteros y proxenetas y que el «desembarco de Normandía» de la lucha contra la violencia machista llegará, más pronto que tarde, cuando de una vez se empiece a perseguir y condenar a los millones de hombres de todas las edades y clase social que practican impune y sistemáticamente la violación.
Me está costando muchísimo erradicar la palabra «puta» de mi vocabulario y dejar de insultar a las víctimas. Prueben a hacerlo, lo tenemos tan arraigado que es casi imposible.
Son abrumadoras las evidencias de que la prostitución es violencia machista extrema. En este blog tienen algunos de obligada lectura: Beatriz García sufrió toda suerte de palos tras escribir un mesurado Prostitución y crisis dando argumentos y testimonios. Silvia Pérez con Violencia de género, prostitución, trata. No se ve…lo que no se quiere ver denunciando el ocio sexual masculino y que «Lo que pasa en un club, se queda en un club» . Pepa Franco en Total son sólo mujeres denunció que ni las mujeres son un producto más ni la prostitución es un empleo como cualquiera... aunque lo defendiera en su momento Amnistía Internacional.
Pero la mayor bofetada la tuve leyendo un libro que es un auténtico descenso a los infiernos: El proxeneta. Mabel Lozano lo escribió en base a las conversaciones que tuvo con uno de los principales «empresarios del sexo» de España, protagonista también de un documental del mismo nombre que se resume en estos clarificadores dos minutos…
¿Violencia machista de segunda?
Creo que ya es hora de hablar con claridad de este gigantesco elefante blanco que hay en muchísimos hogares y oficinas. De los millones de hombres que consumen prostitución y violencia y de los cómplices que lo consienten. Porque después de delinquir la mayoría vuelven a sus casas, a convivir con otras mujeres. ¿Y nos extraña luego el machismo y sus muertes?
Hablar en público de lo que es un clamor en privado. En las oficinas bancarias donde es tradición cerrar negocios en el puticlub. En los departamentos comerciales de la mayoria de empresas. En la CEOE y en las pequeñas federaciones de empresarios y comerciantes. En partidos políticos. En los cuarteles de policías y guardias civiles. En periodistas y medios de comunicación y que informaciones del tipo «a la jueza x se la cargaron por querer ir a por puteros demasiado grandes» no queden sin difundirse e investigarse. En los grupos de amigos y con los compañeros de estudios.
Poner a las víctimas, a todas las mujeres víctimas, es y debería seguir siendo también la máxima prioridad en cualquier seminario o foro. Intentar responder a dos preguntas: ¿Cómo ayudamos YA y a todas las víctimas (no a unas pocas)? y ¿Cómo combatimos YA a los violentos? quizá evitaría espectáculos bochornosos como al de hace unos días en la Universidad de A Coruña.
También ayudaría releer a Elisa Beni y su Kant y las paragüeras, Además de entender por qué es vital que la filosofía no desaparezca de las escuelas, podemos aplicar el imperativo categórico: «Actúa de modo y manera que la máxima de tu voluntad pueda ser elevada a categoría de ley universal» y preguntarnos si es moralmente aceptable la frase «ganarse la vida cobrando por sexo con desconocidos es bueno para todas las mujeres«.
¿Por qué no hace nada, señor alcalde?
Para avanzar, les propongo empezar a tirar del hilo en su ayuntamiento y hacerme una pregunta semejante a la que se hacía Violeta Assiego: ¿Existe alguna iniciativa de la administración pública, para que se apruebe un Plan de inspección, control y supervisión de todos los clubes de alterne, en donde está la esclavitud del siglo XXI segun el Tribunal Supremo?
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