La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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Cartel Foto V1El sábado se celebró uno de los eventos con los que más disfruto en mi trabajo: el VI Seminario de Participación e Cidadanía Inclusiva.

Casi 100 personas se reunieron para ver como pueden participar en la vida social y política de su ayuntamiento, haciendo propuestas para mejorar su entorno y conocer ejemplos de éxito en personas y organizaciones que ya lo hacen.

¡A nosotras no nos excluye nadie! fue el lema del año pasado. Este año fue «¡Las palabras ya no bastan. Queremos compromisos!,  un grito a todas las personas candidatas para que la pobreza deje de ser una obscena mercancía electoral. Para romper ese círculo vicioso entre la desigualdad y la baja participación democrática: quienes están en exclusión lo están doblemente: por la dificultad en el acceso a derechos y recursos y por la escasa capacidad de influir en la vida social.

Si, su opinión y su voto también cuentan, y cada vez más. Es lo que ocurre cuando los invisibles dejan de serlo, que lejos de ser personas desfavorecidas, algunas veces dan clases de decencia y dignidad.

Para animarles a fomentar la participación en su ONG les recomiendo esta «Guía sobre participación de personas en situación de pobreza y exclusión social» de EAPN España y este Manual_de_herramientas_de_participacion para personas que experimentan mala calidad de vida, exclusión y sinhogarismo.

Y para complicarles la vida un poco y animarle a comprometerse les dejo con dos pesos pesados en la lucha contra la pobreza y la exclusión. En el vídeo con el que se abrió el Seminario está Manu Moreno, Coordinador General de Caritas Bizkaia y Presidente de EAPN Euskadi. Escribiendo sobre participación y ciudadanía, Paco Cristobal, Director de desarrollo social en Caritas España.

Manu, Paco: Gracias por complicaros la vida

Participación y ciudadanía

Tengo que hacer una confesión. Cada vez me cuesta más asistir a espacios formativos.

Y no es porque lo sepa todo, sino porque cada vez ando más descentrado y suelo olvidarme de los contenidos que tanta buena gente intenta transmitirme. Son cosas de la edad me dice mi madre. Hace un par de meses asistí a una sesión formativa, de la que no recuerdo el título. Cuando soy yo al que le toca «formar» siempre pongo en práctica una vieja idea de un profesor que tuve hace muchos años: primero hay que tener cierta gracia en como cuentas las cosas, segundo lanzar pocas ideas, y tercero anuncia lo que vas a decir, cuéntalo y luego dibuja un resumen. Con este método y, con suerte, alguna persona de las que te escuchan se acordará de alguna idea.

Me parece que estábamos hablando de liderazgo ético, de cómo un buen «líder» debe involucrar a las personas en los grupos de trabajo para una gestión más eficaz y eficiente. Comencé a pensar la manera en que la ciudadanía nos involucramos o no en espacios cotidianos y vamos conformando formas diferentes de entender la vida, la política, las relaciones, las ideas, el trabajo, o los valores a transmitir a las personillas que vienen creciendo detrás nuestra.

Puse «involucrar» en Google y flipé con la definición: «Complicar a alguien en un asunto, comprometiéndolo en él«. Complicar y comprometer es lo que sucede con muchas personas en nuestras organizaciones sociales, personas voluntarias que acaban complicándose la vida comprometidas en la transformación social. Pero muchas otras veces no sucede así y el voluntariado es un sufrimiento. En política es mucho más claro: ¿quién se complica y compromete? ¡si no hay espacios para ello!, o mejor, ¡si no interesa que existan espacios para ello!

Herramientas básicas participaciónMirando por la ventana vi unas obras en la calle y una tremenda zanja y empecé a pensar en la actitud que tengo para complicarme y comprometerme con mi pareja, en mi organización, en mi pueblo, en la sociedad… Vamos a suponer que hay una zanja justo a la salida de una puerta de un paso de personas. Hay espacio suficiente y se puede pasar, pero objetivamente si alguien cayera en el agujero podría hacerse daño. ¿Cuál sería mi actitud? Cuatro posibilidades se me ocurrieron:

  1. ¡Ahhh!, pero ¿hay una zanja?. No me entero de nada porque voy con mi whatsapp, mis cosas. Digamos que estoy ausente.
  2. ¡Ostras una zanja! Todavía no ha caído nadie, pero seguro que alguien lo hará tarde o temprano, ¡a ver si la tapan!. Digamos que me doy cuenta de la realidad pero paso, soy inactivo.
  3. ¡Ostras la zanja de todos los días!, ¡y se ha caído alguien! ¿Estás bien?. Voy a llamar ahora mismo para que la tapen o la señalicen o algo. Digamos que veo la realidad y reacciono cuando pasa algo.
  4. ¡Valla zanja! ¡Y sin señalizar! Voy a llamar y se van a enterar. No hay derecho que hagan esto. Oiga, por favor ¿puede ayudarme a poner ese cubo aquí para que no se caiga nadie mientras vienen a arreglarlo? Digamos que veo y entiendo la realidad, el peligro de que le pase a cualquiera y tomo la iniciativa, emprendo acciones para transformar algo que me disgusta, que no está bien.

Es un hecho obvio que la realidad nos afecta, y también lo es que nuestra presencia y la forma de actuar ante ella acaba afectando a la realidad de una u otra forma. La afectamos tanto para perpetuarla como para transformarla. Sentir que la realidad nos afecta no es otra cosa diferente que estar despiertos y despiertas ante lo que sucede, dejándonos empapar de la vida y poniendo los medios para comprenderla. Complicar y comprometer acaba significando PARTICIPAR.

Participar significa ver la realidad y dejarse afectar por ella (sentirse parte), hacerse cargo y responsabilizarse (tomar parte) y contribuir para cambiarla (transformación social). Todo porque lo necesito como humano que soy. Necesito participar, tengo derecho a participar.
Derecho a participar con otros humanos: complicar, comprometer, compartir, corresponsabilizar.

Participacion Guia EAPN EsCreo que la necesidad y el anhelo de avanzar hacia una mayor y mejor participación de la ciudadanía en organizaciones sociales y políticas (muchísimas menos) siguen existiendo, a pesar de que, indudablemente, los formatos de participación que se manejan están cuestionados.

Lo social, lo político no nos atrae. Somos generalmente ausentes, pasivos o reactivos y, pocas veces nos complicamos, comprometemos, compartimos y nos corresponsabilizamos. Simplemente no participamos, no exigimos ejercer nuestro derecho a participar, a ser ciudadanía. Un proceso dinámico de participación clave en el ejercicio de una ciudadanía encaminada al bien común necesita, no sólo estrategias e ideas que faciliten un aumento de la participación, sino fundamentalmente un cambio en el modelo de participación.

Hay mucho camino por recorrer, empezando por cada quién. Necesitamos un modelo de sociedad más participativa que genere transformación social y que permita enfrentarse a los nuevos problemas con soluciones novedosas y creativas. Necesitamos superar los miedos que supone la participación (Decía una amiga mía, que el problema de preguntar qué quieren las personas es que ¡te contestan!) y proponer cambios en nuestras organizaciones, en nuestros entornos. Dejarse afectar, hacerse cargo y cargar con la realidad para transformarla.

La ciudadanía implica la participación, y así todas las personas pueden y deben participar, ocuparse de los asuntos públicos y debatir las cosas que conciernen al común, tener palabra y voto y velar porque se cumplan los derechos de todas las personas.

Liderazgo ético base para facilitar la participación. ¡Qué buen título para un curso de formación! Habrá que ir empezando a pensar en los contenidos.

@Paco_Cristobal