La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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Y así les va… hasta ahora.

No cesan las noticias sobre el sistemático maltrato político y económico al que son sometidos los casi tres millones de niños y niñas que en nuestro país viven en hogares en pobreza. Es abrumadora la crónica de como nos estamos quedando sin futuro, con un 32% de menores de 16 años que viven en la pobreza, y un insoportable 47,6% si viven en un hogar monoparental (1 adulto con 1 o más niños dependientes).

Pero hay buenas noticias. Si, es cierto que aunque tengan reconocidos sus derechos, niños y niñas no suelen tener amigos influyentes ni capacidad económica para hacerlos valer, y mira que dicen cosas sensatas cuando se les permite hablar. Pero esto está cambiando gracias al esfuerzo de organizaciones y personas como las que se citan en este artículo. 

Es una buena noticia el rigor, esfuerzo y principios de la Fundación porCausaimpulsando proyectos de investigación y periodismo de calidad sobre pobreza y desigualdad. Lo comprobarán al leer el artículo de Ekaitz Cancela, uno de sus miembros.  Ekaitz habla sobre pobreza infantil, pero antes de hacerlo quiero recomendarles que, como yo, se hagan miniproductores, financiando el documental de porCausa «Carmen y Jimena: Futuro Imperfecto» sobre el impacto de la crisis en las prioridades, aspiraciones vitales y expectativas de dos adolescentes de la España de hoy.

¡Gracias, Ekaitz!

¿Qué pasaría si los niños pobres fuesen notificaciones en Twitter?

Los niños no votan, no llenan las calles para protestar o tuitean su problema. La tasa de población infantil en riesgo de pobreza o exclusión social lleve desde 2009 por encima del 32%. Esto supone casi 3 millones de niños cada uno de los últimos 5 años. En plena revolución de internet, ¿qué ocurriría si durante un año nos llegara un mensaje cada vez que un niño cae en eso que llaman pobreza? Recibiríamos 8.000 notificaciones cada día, 300 cada hora, cinco notificaciones por minuto*.

En este país de tertulianos, la pobreza infantil no tiene forma de ponerse en escena.” La cita con la que Gonzalo Fanjul critica (en el video del final de este artículo) la falta de un debate público resume en pocas palabras uno de los mayores problemas al que nos enfrentamos todos aquellos que queremos subsanar uno de los errores del sistema en el que estamos inmersos. La pobreza infantil es la urgencia más inmediata a la que nos enfrentamos: los niños no tienen cómo defenderse, no tienen una alternativa, los niños necesitan que el sistema les proteja porque no pueden buscarse la vida por si mismos. Los niños, y las niñas, deberían ser la prioridad más inmediata, y esta realidad no admite dudas. Un solo titubeo puede lastrar generaciones futuras.

¿Pero a qué problemas creen que se enfrentan desde UNICEF, Save The Children o desde la Fundación porCausa cuando tratamos de poner encima de la mesa uno de esos datos demoledores sobre pobreza infantil?. La falta de información que manejan las instituciones sobre esta emergencia y la falta de un debate público de calidad. Un círculo vicioso que se alimenta con la insuficiente preocupación de la opinión pública respecto al problema.

Los organismos públicos no ofrecen datos de calidad sobre la pobreza infantil, además, los medios apenas hablan sobre ella o no lo hacen con la profundidad y compresión que el problema implica. El resultado es que el tema no llega a colarse entre las preocupaciones de gran parte de la ciudadanía y así lo refleja el escaso debate público. Todo ello provoca que apenas haya presión para una respuesta política a la altura de las circunstancias. Apenas tres iniciativas legislativas desde 2011. La última, una proposición de ley de CiU para llevar a cabo una ampliación significativa de las prestaciones por hijo a cargo para las familias fue calificada por el Grupo Parlamentario del Partido Popular como una propuesta “atolondrada.

Ante este problema, que no ha hecho sino empeorar durante la crisis, los responsables de afrontarlo le restan importancia e incluso lo niegan. No voy a recordar las insensibles declaraciones que líderes políticos han hecho en alguna ocasión en este sentido, ya que por suerte, algunos de los datos que se han hechos públicos hablan por sí solos.

Otro dato demoledor. Niños y niñas: si vuestros padres son extranjeros tenéis el doble de posibilidades de ser pobres.

Ahora bien, para que entendamos y reconozcamos que hay un problema de pobreza infantil hemos de saber a qué nos enfrentamos. Parece que la palabra pobreza haya perdido el significado y se haya convertido en un concepto genérico, una sombra enorme a la que no le vemos la cara.

La pobreza, según los burócratas maestros de hacer genérico lo particular, es la condición socioeconómica de la población que carece de los recursos para satisfacer las necesidades básicas que permiten un adecuado nivel de vida tal como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria o el acceso al agua potable.

De acuerdo a esta definición pensamos que la pobreza es algo muy lejano, que sucede en otros lugares. Nos equivocamos. La pobreza es desigualdad, es no poder tener las mismas oportunidades que tu vecino, es con ello ver comprometido tu presente y tu futuro. Y cuando afecta directamente a los niños se manifiesta de la forma más dura:“¿Dejamos a nuestros hijos sin desayunar o dejamos de pagar la hipoteca?”, se pregunta una madre. Testimonios contados a media voz, la pobreza es aún motivo de vergüenza.

Los niños no votan, no llenan las calles para protestar o no tuitean su problema. Les invito a que miren de nuevo algunos de los escasos datos de los que disponemos, ¿podemos seguir mirando hacia otro lado?

@ecanrog

@porCausaorg

* El dato sale de dividir los casi 3 millones de niños y niñas españoles que viven en riesgo de pobreza o exclusión social entre el número de días, horas y minutos.