La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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Empoderar. Hermoso verbo.

Parece evidente, pero si algo se aprende en cualquier proceso de lucha contra la pobreza o la exclusión es que mas allá de medidas puntuales de emergencia o de asistencialismos obscenos es que el éxito es probable sólo cuando las personas se expresan por si mismas, participan, se empoderan y se sienten dueñas de su futuro.

También con los jóvenes. Lo están demostrando en Gijón Abierto hasta el amanecer o en Sant Boi de Llobregat con el programa VPK (Vente Pa´Ká) que impulsa la Fundación Marianao, un ejemplo también de como una organización trabaja por y con un barrio.

Se lo cuentan en esta presentación o en el vídeo, pero mejor que se lo explique Daniel Osiàs, su director de programas.

¡Moltes graçies, Daniel!

Ocio alternativo por y para los y las jóvenes.

El proyecto de ocio alternativo juvenil VPK (www.vpk.cat) impulsado y acompañado de la entidad de iniciativa social Fundación Marianao, surge con el fin de llenar el vacío en Sant Boi de Llobregat (Barcelona) de un ocio diferente al actual y de crear propuestas que incidan, de manera prioritaria, en los jóvenes, fortaleciendo la relación entre estos y el asociacionismo juvenil, de forma que puedan autogestionar las actividades que quieran impulsar, buscando a la vez alternativas a el ocio nocturno tradicional e incidir de manera preventiva en las conductas de riesgo.

Actualmente ofrece más de 70 actividades culturales y deportivas a jóvenes de entre 15 y 35 años de Sant Boi y alrededores, con una participación media de 1500 jóvenes en cada fase de actividad (3 fases al año de 6 fines de semana cada una).

Pero, a diferencia de lo que tradicionalmente existe: una dirección vertical de las ofertas desde las administraciones hacia los jóvenes, a menudo poco atractivas y poco adaptadas a sus necesidades, con este proyecto queremos dar el protagonismo a los jóvenes y dotarlos de las herramientas y los espacios para que inventen su propio proyecto de ocio.

Jóvenes dinamizadores

El primer elemento clave del programa está en quién lo gestiona y ejecuta: los jóvenes. Los técnicos de juventud de las entidades promotoras tienen la responsabilidad de facilitar herramientas en forma de conocimiento y motivación al colectivo de jóvenes que serán los protagonistas asumiendo el liderazgo durante todo el proceso. El acompañamiento del referente técnico es esencial: facilita el proceso formativo y las herramientas necesarias a los jóvenes y estimula su participación y su motivación para iniciar el proyecto.

Esta perspectiva puede generar que aquello que los jóvenes construyen no sea un programa de ocio. Sus necesidades o inquietudes pueden confluir en la creación de otro tipo de actividad, proyecto o programa. Situar el acento en el proceso, más que en el resultado, no es una práctica habitual. Los propios jóvenes tienen que construir el guion, se tienen que implicar y tienen que señalar los compromisos.

La experiencia nos demuestra que allá donde se ha cuidado el proceso, se ha respetado el tiempo de formación de los jóvenes, y se ha generado la suficiente autonomía en el colectivo juvenil para que su liderazgo del programa sea real, el éxito se ha hecho evidente.

Y más allá de los objetivos del programa, es el empoderamiento de este colectivo de jóvenes dinamizadores el que para nuestra entidad tiene sentido. Porque este proceso los ha educado en el valor de la participación y de la transformación y mejora de su entorno, y todo el trabajo invertido, con el paso del tiempo, repercute a los muchos participantes del programa que, tomando como referencia estos dinamizadores, empiezan a desarrollar competencias participativas.

Efectos beneficiosos

¿En qué se benefician los jóvenes, aparte del estímulo de la participación activa y del conocimiento de los recursos del entorno?

Resulta evidente que un programa de ocio juvenil que consigue captar a cualquier joven de la comunidad entre 15 y 35 años sea cual sea su condición social, favorece la integración de aquellos jóvenes más vulnerables. Las diversas actividades resultan ser un punto de encuentro y de relación positivo entre todos ellos. Jóvenes de diverso perfil se relacionan y comparten su tiempo libre en un entorno normalizado.

Tunel del terror 2014

El programa VPK no nace con la intención de hacer frente a fenómenos como el «botellón», pero por su naturaleza es preventivo. El hecho que se desarrolle los viernes y sábados por la noche, entre las 22h y las 3h los sitúan como una alternativa saludable en el horario de máximo riesgo de consumo de drogas de los jóvenes.

Aún así, la intención no es contrarrestar. Alternativo significa que ofrecen al joven la posibilidad de decidir qué hacer en su tiempo libre. VPK es un complemento al ocio tradicional, más allá de querer ser un sustitutivo, porque la experiencia nos ha enseñado que el joven ha hecho uso del ocio tradicional, lo hace, y lo hará en el futuro.

Con este proyecto, la única intención es que puedan hacer un ejercicio de libertad y tengan más de una opción que poder escoger para divertirse.

Hay que destacar también que a lo largo de la corta pero intensa historia del programa se ha apostado por la contratación de profesionales del colectivo dinamizador. La acción voluntaria es necesaria y es el origen del proyecto, pero hay que otorgar el rango merecido al trabajo hecho.

El programa ha crecido considerablemente y exige profesionales al frente. El acierto ha sido contratar a los jóvenes voluntarios formados en la metodología e ideología del programa. De este modo, cada año hay reciclaje de estos puestos de trabajo, con el que este tipo de programa estimula de manera activa la contratación de personal joven de la propia comunidad.

El único secreto ha sido ceder el testigo a los jóvenes, confiar, y permitirlos aprender a andar en el mundo de la acción social.

El destino, como protagonistas de su historia, ha sido siempre y continuará estando, a sus manos.

Facebook: Programa VPK

Twitter: @programaVPK