«Nadie ha de ser excluido del disfrute de todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, por razones étnicas, religiosas, sociales, culturales o de género. Nuestra cooperación no es solamente fruto de la voluntad, sino que es una obligación con el conjunto de ciudadanos y ciudadanas de este mundo globalizado«
Pocos párrafos como este describen mi opinión sobre las razones para luchar contra la pobreza en cualquier lugar del mundo…Y pocos me han horrorizado tanto.
Me lo he encontrado por casualidad, ordenando papeles. Está en la introducción del Plan Director de la Cooperación Valenciana 2008-2011 y lo firma su entonces director general, Rafael Blasco.
Don Rafael está encarcelado por haber sido el responsable de una trama que saqueó ocho millones de los fondos de ayuda al Tercer Mundo. Ocho años de cárcel y 20 de inhabilitación por los delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación, tráfico de influencias y falsedad documental.
Ocho millones de euros.
La Coordinadora valenciana de ONGD hablaba de «barbarie ética» y no ha cesado con valentía y coherencia en reclamar medidas contundentes contra este político. A estos delitos habría que añadir quizá otros por complicidad en el robo, y en bastantes casos homicidio (¿o sería asesinato?), a muchas personas en pobreza que deberían haber recibido ese dinero.
¿Qué piensan las personas que se corrompen?
¿Son conscientes del daño que provocan a tantas y tantas personas?
Pero la pregunta clave es:
¿Que piensan las que conocen o trabajan para corruptos y no hacen nada? ¿Las que tienen la responsabilidad de supervisar el dinero público?
Hace un tiempo me hacía unas preguntas parecidas, al hablarles de violencia de ricos y pobres. Pero mis dudas han aumentado al ver por fin Hannah Arendt, la película premiada con una Espiga de Plata en la SEMINCI de Valladolid.
No se hagan ilusiones con mi sabiduría: apenas la conocía hasta esta película, así que leyendo un poco, me he enterado que la alemana Hannah Arendt (1906-1975) fue una influyente filósofa política de origen judío. El inicio de la persecución judía con el nazismo, así como su breve encarcelamiento en 1933, contribuyeron a que decidiera emigrar a Estados Unidos.
La película habla del polémico libro «Eichmann en Jerusalén» , publicado en 1963, sobre el juicio celebrado en Jerusalén contra el nazi Adolf Eichmann, encargado de organizar el transporte a los campos de exterminio.
El libro de la autora de «Los orígenes del totalitarismo«, tenía como subtítulo «Informe sobre la banalidad del mal» y la polémica llegó por afirmar que «Eichmann no era un monstruo, sus actos no eran disculpables, ni él inocente, pero estos actos no fueron realizados porque estuviese dotado de una inmensa capacidad para la crueldad, sino por ser un burócrata, un operario dentro de un sistema basado en los actos de exterminio«. O sobre todo porque: “Para los judíos, el papel que desempeñaron sus dirigentes en la destrucción de su propio pueblo constituye, sin duda alguna, uno de los más tenebrosos capítulos de la tenebrosa historia de los padecimientos de los judíos en Europa”.
Y es que para Arendt, algunos individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar ni preocuparse sobre las consecuencias de sus actos, sólo por el cumplimiento de las órdenes. La tortura, la ejecución de seres humanos o la práctica de actos «malvados» no son considerados a partir de sus efectos o de su resultado final, con tal que las órdenes para ejecutarlos provengan de estamentos superiores.
«Dudar, pensar, tal vez vivir» dicen en una crítica de esta película. Yo intento hacerlo. Discúlpenme si creen que estoy exagerando o haciendo alguna comparación obscena.
«O prendemos a Barcenas o vaciamos las cárceles«, escribía hace años un lúcido Jose Luis Barreiro. Ante tal avalancha de latrocinios, evasión de responsabilidad y sobre todo ensañamiento con los más débiles, cuando se permite que corruptos, machistas o racistas ganen elecciones, empieza a ser urgente recordar las razones de tanto sufrimiento en la historia europea y española del siglo XX y a las personas que no se rindieron reclamando un gobierno de los justos.
Facebook: No nos pidan calma
Muy buen artículo, Xosé. Destacaría, sobre todo, que recuerdes la responsabilidad de las personas que cometen actos malvados amparados por la «mecánica» del sistema. La corrupción sistemática se basa en esa dejación de responsabilidad que corresponde a la banalidad del mal de Arendt. Los que luchan contra esta poderosa indiferencia son héroes.
Gracias a ti, Pablo, además de por el excelente resumen, por tu consejo sobre un error que había en el post. La película habla del polémico libro “Eichmann en Jerusalén” , publicado en 1963, sobre el juicio celebrado en Jerusalén contra el nazi Adolf Eichmann, encargado de organizar el transporte a los campos de exterminio. No habla de “Los orígenes del totalitarismo“, un libro anterior.
Y no dejes de avisarnos cuando publiques en tu blog tu post previsto sobre Hannah Arendt!!
http://www.pablo-villadangos.com/blog/
A propósito de Hannah Arendt, un artículo de Nacho Uriarte, Diputado Nacional del PP y Portavoz adjunto de Cooperación Internacional al Desarrollo. Está escrito en una web que lucha por construir transparencia política que os recomiendo: Sesión de control
http://sesiondecontrol.com/actualidad/firmas/pp/hannah-montana/
Gracias Lorena, me quedo con la banalidad del heroísmo. Haciendo caso a Xose, no nos fustiguemos con lo malo, por que somos mucha gente la que escuchamos esa llamada.
Buen artículo Xose. Un abrazo
Si, el comentario de Lorena y su banalidad del heroismo es la visión en positivo con la que también me quedo. Y ya veo que lo de no fustigarnos con lo malo del Twitter surje efecto. Yo me tengo que forzar todos los días a buscar personas y noticias positivas… y siempre las encuentro!
Y gracias por lo del artículo. Estoy intentando difundirlo y crear un poco de polémica, pero se ve que no se cree nadie mi faceta polemista.
Vamonos a dormir. Que gusto saber que Barcenas lo hará en la cárcel!
Xose me encanta, yo en la asignatura de Ética y Trabajo Social, doy a Hannah Arendt, para invitar a la reflexión al alumnado. Su filosofía estaba inspirada en las experiencias vividas, se basaba en sus observaciones para luego dar explicaciones más generales.
Frente al término banalidad del mal propone Arendt la banalidad del heroísmo “los muchos hombres y mujeres corrientes que responden con heroísmo a la llamada del deber. Saben que esa llamada suena para ellos. Es la llamada a defender lo mejor de la naturaleza humana a superar la poderosa fuerza de la Situación y del Sistema, a reafirmar con firmeza la dignidad del ser humano frente a la maldad” (Zimbardo, 2008: 21).
Todos estos aprendizajes se los debo a un gran amigo, Juan Labora, que me ha ayudado como nadie a enriquecer la materia. Gracias, creo que para el año hablaré de tus aportaciones. Gracias, Lorena..
Gracias, Lorena. Me quedo con la banalidad del heroismo como contraste, mira por donde coincide con lo que digo al final del «gobierno de los justos» una expresión cuyo autor no recuerdo.
Ya me gustaría asistir a una clase en la que hables de Hannah Arend y profundizar y reflexionar sobre su pensamiento. Por twitter me dicen que también se estudia en Políticas. Pero lo que va siendo necesario es ponerlo en práctica, levantar ampollas como las que levantó ella criticando a los dirigentes judios, denunciar a los que renuncian a luchar e inventar formas para reconocer a los que tienen la llamada del «deber»…. Es un buen taller practico para l@s alumn@s 😉
Xose por cierto en su momento no me expresé bien, a partir de las ideas de Hannah Arendt, Zimbardo, psicólogo social, conocido entre otras cosas por el experimento de prisión de Stanford, hace una inversión de la banalidad de mal de Arendt y alude a banalidad del heroísmo “los muchos hombres y mujeres corrientes que responden con heroísmo a la llamada del deber. Saben que esa llamada suena para ellos. Es la llamada a defender lo mejor de la naturaleza humana a superar la poderosa fuerza de la Situación y del Sistema, a reafirmar con firmeza la dignidad del ser humano frente a la maldad” (Zimbardo, 2008, p. 21).
Pues si que me había liado, si. Ya está corregido, gracias por la aclaración.
No te has liado Xose, me lié yo sola. Disculpa.