La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
Seleccionar página

El 18 de marzo es el Día Mundial del Trabajo Social.

Decía Luis Barreiro hace unas semanas que «el asistencialismo triunfante no requiere de técnicos ni de graduados: todos estos años de trabajo en la formación diseñando ciclos superiores de integración social o de animación sociocultural, grados en trabajo social o educación social, parecen inútiles»

¿Son inútiles trabajadoras y trabajadores sociales cuando se están desmantelando derechos y servicios?

Para responder a esta pregunta es un honor ceder mi blog a cinco alumnas de la Escola Universitaria de Traballo Social de Santiago de Compostela: Noelia Pereira,  Patricia Balado, Ariadna Lopez,  Aida Souto y Estefanía Dapena. Ellas y yo tenemos la suerte de aprender con la profesionalidad y el compromiso de su profesora Lorena Añon.

Gracias a todas

 ¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?

Creo que con esta pregunta de la tan querida Mafalda, se refleja muy bien la realidad. Parece ser, que en los buenos momentos prima el individualismo, la gente actúa como si fueran robots, es más independiente y no se fija en los pequeños detalles. En cambio, en los malos momentos, siempre se piensa en los demás, en la familia, en las amistades, en los conocidos/as…

Aquí, en los malos, es donde aparecemos los y las trabajadoras sociales. Y digo aparecemos, porque antes, en los buenos, éramos invisibles. En los malos, estamos llenos y llenas de demandas: ayudas económicas, de dependencia, cursos de formación, búsqueda de empleo, ayuda de alimentos, acogida, entre otros tantos servicios, ya que estamos en todos los ámbitos, con todo tipo de población y con todo tipo de problemáticas. Y más ahora, en la tan sonada y chirriante palabra de crisis, que conlleva una serie de palabras más, como corrupción, desahucios, pobreza, paro, migraciones… Sí, es un panorama desolador, pero a todo lo malo hay que sacarle lo positivo, ya que el vaso siempre está medio lleno, ¿no?

Lo bueno es, que, como dije en líneas más arriba, es en los malos momentos cuando nos acordamos unos de los otros y se fomentan las relaciones sociales, bien sea con agrupaciones reivindicativas cono el 15M, grupos de vecinos/as, o grupos de personas con ideas alternativas a llevar a cabo como la realización de mercados de trueque o bancos del tiempo.

Aquí, otra vez, estamos nosotros/as fomentando estas ideas y el desarrollo comunitario. Es decir, potenciar actividades para el mejor desenvolvimiento de una comunidad con el fin de alcanzar un bienestar para todos y todas. Porque somos una comunidad y no seres solitarios, egoístas, sin relaciones sociales.

Se están haciendo recortes, tijeretazos, la austeridad hace mella en lo primordial: la salud, la educación y los servicios sociales. Pero, creo que es ahora, más que nunca, cuando las personas que están realmente sensibilizadas e involucradas con la sociedad, que elijan ser trabajadores/as sociales para poder realizar más cambios en positivo, para, por lo menos, motivar a las personas para que no se conviertan en gente. Para fomentar los valores de todo ser humano, como la libertad, dignidad, el respeto y la igualdad entre todos y todas

Noelia Pereira Rodríguez

 

¿Por qué estudiar Trabajo Social y no rendirse?

Existe una sociedad en la que todos somos iguales, en la que no existe discriminación por cuestiones de sexo, edad, procedencia, color de piel…

Existe una sociedad en la que da igual que seas musulmán o católico o que no tengas ninguna religión, porque el respeto es lo primero. Una sociedad en la que todos y cada uno de nosotros tengamos los mismos derechos sin importar la edad que tengas. Esa sociedad está en la mente de todos y todas las estudiantes de Trabajo Social. Estamos aquí para crear un mundo mejor en el que la gente entienda que son los que tienen las riendas de su vida, y que necesitar ayuda, no es malo, que como se dice en Galicia: “nunca choveu que non escampara”.

Estamos aquí para ayudar a la ciudadanía, para acompañar en el camino a las personas que necesiten una mano para levantarse y seguir luchando, y conseguir que la próxima vez puedan hacerlo solos. Se trata de empoderar a las personas.

Los trabajadores y trabajadoras sociales, en ámbitos tan distintos como la sanidad, justicia, educación, migraciones, diversidad funcional, dependencia, servicios sociales, etc., potencian las capacidades de las personas para enfrentarse con mayor éxito a las dificultades que se le presenten.

Será un trabajo en el que se trate con casos realmente duros, pero los infinitos ejemplos de personas que consiguen salir adelante con nuestra ayuda, son una buena razón para no rendirse. Personas mayores que con una pensión mínima consiguen sacar adelante a su familia, padres, madres, que hacen malabarismos para garantizar la cobertura de necesidades básicas de la unidad familiar, personas que consiguen salir de las adicciones, etc.

¡Por todas estas personas no nos rendimos!

Unas veces las personas solo necesitan sentirse comprendidas, que se les facilite información, que se les escuche; otras, es necesario que el o la profesional del trabajo social y la persona usuaria luchen por recursos o prestaciones tan necesarias, como escasas.

¿Por qué elegimos el camino difícil y no nos rendimos?

Porque para que una utopía se cumpla, antes hay que luchar por ella. Porque si no se rindieron antes, no lo vamos a hacer nosotras ahora. Porque creemos en un mundo de igualdad y derechos. Porque a la juventud se nos recrimina muchas veces no tener interés por cambiar las cosas, elegir el Trabajo Social como profesión es uno de los mejores ejemplos para demostrar lo contrario. Por avanzar, por un futuro mejor… ¡No nos rendimos!

Patricia Balado Rosales

Ariadna Lopez

Aida Souto Iglesias

Estefania Dapena González