La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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¿Pero donde coño está la cooperación?!

Pocas imágenes me han afectado tanto en mi carrera profesional que ver en el 2006, en Nicaragua,las lágrimas de indignación de la política honesta con la que tuve la suerte de trabajar en cooperación al desarrollo durante varios años.

Por eso me alegra mucho dejarles con José Manuel Perez Otero, del nicaragüense Instituto de Liderazgo de las Segovias. La pasión, coherencia y compromiso de José Manuel me ilusionaron muchas veces, especialmente cuando organizó un innovador congreso sobre la cooperación al desarrollo en Mozambique buscando una evidente búsqueda de sinergias y trabajo en red por desgracia muy escasa en el sector.

¿Tiene la cooperación para el desarrollo otra oportunidad?

Con profesionales como José Manuel, si. Gracias.

Cooperación para el desarrollo. ¿Otra oportunidad?

Mi buen amigo Miguel Silva, del Centro de Estudios Africanos de la Universidad de Porto, me decía hace poco que «el derrumbe de este modelo de Cooperación al Desarrollo puede ser una ocasión para que los países subdesarrollados puedan de verdad procurar su desarrollo«. Esta afirmación, con la ironía propia del bueno de Miguel,  es posible que tenga mucha miga.

Mucha miga y también un motivo para el debate. Porque es cierto que esta Cooperación agónica que nos toca vivir, dejó el descubierto muchos proyectos en los países en vías de desarrollo. Y como soy de los convencidos de que la Cooperación nunca volverá a ser la misma, cabe preguntarse: ¿y ahora qué? ¿Que va a ocurrir con todos esos proyectos y todas esas acciones que quedan al descubierto?

Acabo de volver de un viaje a Nicaragua. Un país al que estoy vinculado desde hace muchos años y al que también le está afectando profundamente este desmantelamiento de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Llevan muchos años sufriéndola y en los últimos tiempos mucho más.

Pero Nicaragua fue también uno de los países que más ayuda recibió. Miles y miles de millones de euros fueron invertidos en proyectos de desarrollo durante décadas. ¿Y que pasó? Pues que Nicaragua sigue siendo el segundo país más pobre de Latinoamérica, sólo superado por Haití.

¿Quiere esto decir que la AOD no sirvió para nada en Nicaragua? A primera vista uno podría decir que décadas de apoyo y miles de millones de euros invertidos no tuvieron reflejo en la mejora de la calidad de vida de sus habitantes.

¿Cuestiona entonces este argumento a la Cooperación?

En mi opinión no, pero en una época de cambios como la actual si que debería ser motivo de reflexión. ¿Hicimos la Cooperación que precisan los países subdesarrollados? ¿Por qué no funcionó? ¿Qué lecciones deberíamos aprender?

Creo que aunque las intenciones eran buenas, había mucho que mejorar en la AOD. Y Nicaragua puede ser un buen ejemplo para la «observación». Como decía miles de millones de euros y décadas de intervención no mejoraron sustancialmente la vida de los Nicas.

Seguramente los factores que la condicionaron son múltiples: Situación política, intereses de todo tipo, etc.  Pero los principales actores de la Cooperación también fueron determinantes en esta experiencia.

No siempre las inversiones fueron las acertadas. Uno puede contemplar en Nicaragua muchos «elefantes blancos» absolutamente inservibles en los que la Cooperación invirtió enormes cantidades de dinero.

No siempre se observaron las prioridades de la población como ejes de acción.

En no pocas ocasiones la Cooperación no era desinteresada y confluía con intereses geoestratégicos, políticos e hasta religiosos, que no necesariamente eran los intereses de la población.

En no pocas ocasiones también, las ONGD y las Agencias Oficiales de la Cooperación del norte, supeditaban las ayudas a iniciativas de empresas privadas, en las que la población no era un actor obligado. Se crearon estructuras que dependían en exclusiva de la Cooperación, eran «Cooperación-Dependientes«.

Y así nos fue

¿Y ahora qué?

En Nicaragua se están experimentando nuevas opciones que pasan por asumir su propio protagonismo y decidir sobre su futuro. Experiencias exitosas como las de los camaroneros de Estero Real (Puerto Morazán) que están apostando por buscar salidas comerciales a sus magníficos productos, fuera de los canales que proporcionan las grandes multinacionales del sector (a las que en Galicia conocemos ben) que no les encadenan.  Son exitosas, pero sobre todo les demuestran (y a nosotros), que pueden ser dueños de su destino, sin interferencias.

La salida pasa también por la apuesta por la sociedad civil. La única que es capaz de diseñar su futuro sin intermediarios.

Pasa por apostar menos por proyectos con un contenido profundamente asistencial, aunque adornado de Cooperación al Desarrollo, y apostar más por el apoyo a quienes quieren cambiar las reglas de juego. Es un camino complicado y con muchos obstáculos, pero es la única salida para reparar su situación.