Hoy les presento a Belén Badaloni. Desde su Argentina natal, Belén se arriesgó y vino a estudiar el Master de Cooperación al Desarrollo de la Universidad de Santiago, donde tuve la suerte de tenerla como alumna. Trabajando con ella en diversas aventuras, pero especialmente en la organización de CineAfrica en varias localidades coruñesas, pude comprobar que su optimismo y capacidad de esfuerzo no eran solo de palabra, sino algo de lo que estoy aprendiendo.
Como también aprendí de alguno de sus comentarios a algún post anterior cuando afirmaba que «cada sociedad tiene los politicos que se merece«, le pedí que nos contara alguna experiencia positiva de inclusión o de lucha contra la pobreza. Y me ha sorprendido agradablemente al hablar de teatro, una de mis aficiones semiocultas (les confesaré para su envidia y espero que ninguna sonrisa, que he llegado a interpretar el Monólogo del Pobre hombre de Francisco Romero en el Gran Teatro de Barakaldo) y de la que espero hablarles en el futuro con el I Foro Internacional de Teatro Social que organizarán en octubre la Escuela Superior de Arte Dramático de Galicia y el Fondo Galego de Cooperación e Solidariedade.
Gracias, Belén.
Teatro para el cambio social
Hace unos días hablaba con una amiga sobre varias cosas, política, economía y todas esas cosas que hablamos cuando estamos en desacuerdo con la realidad que vivimos y de la que tanto nos quejamos y muchas veces nos preguntamos cómo podemos cambiar.
En medio de la charla me empezó a contar sobre sus clases y alumnos, ella es directora y profesora de teatro y comenzamos la charla sobre el arte en general y el teatro comunitario en particular. Yo sin saber muy bien de que se trataba empecé con mis preguntas…hasta que entendí que …son grupos de vecinos que por su propia voluntad deciden reunirse, organizarse y comunicarse a través del arte como motor de cambio social. Esta formado por los vecinos de diferentes barrios, (todos amateur, sin experiencia teatral y de todas las edades) que expresan a través del teatro las realidades pasadas y presentes. Muestran lo que fue su barrio, sus gentes y costumbres y los avatares a los que se enfrentan hoy.
En Argentina, estos grupos tienen un nivel de organización increíble: Catalina Sur, Resonores, Pompapetriyasos, etc. Cuentan hasta con una Red Nacional de Teatro Comunitario , que los nuclea, conecta y entrelaza a fin de intercambiar experiencias, problemas y acciones conjuntas.
Me sorprendió mucho ver, no solo el éxito que tienen las actividades que realizan, sino los cambios que han generado en la sociedad, como a través de este arte se quejan, exigen, se integran, conocen y comparten experiencias comunes, recuperando la memoria e integración comunitaria teniendo al teatro como herramienta lúdica y de comunicación social. Utilizan las ganas de hacer y crear utilizando “el barrio y la calle” como escenario y trastienda de sus obras.
Indagando un poco más, pude ver que la gran mayoría surgieron en el año 2001, donde en argentina se vivió una de las peores crisis económicas, políticas y sociales que todos conocemos, transformándose en una válvula de escape a las penas y agobios que sufrían todos, donde en vez de aislarse, decidieron juntarse y a través de la sonrisa y la creación dar rienda suelta a sus sentimientos, transformando la tristeza, enojo y desesperanza en algo positivo y creativo, abriendo el espacio no solo a los vecinos de un barrio sino a todas aquellas personas que tuvieran algo que decir y aportar. Así y a través de estas actividades se incorporaron muchas personas que se habían quedado literalmente en la calle, siendo el teatro el medio por el cual se integraron en nuevos barrios, historias y amistades.
Es increíble como en momentos de crisis, la imaginación y la creación son un motor poderoso de cambio. No es nada nuevo esto, pero a veces nos olvidamos todo lo que se puede hacer usando la capacidad que todos los seres humanos tenemos para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas, usando nada más ni nada menos que la creatividad, las ganas de hacer y por sobre todas las cosas las ganas de cambiar…
Les dejo algun ejemplo más:
«Patricios: La utopía teatral»
Matemurga: «Bella Ciao»
«Contra viento y olvido»
Tiene buena pinta ese ciclo de teatro para otoño. Suerte!!!
Gracias Rubén, para los de la ESAD y el Fondo. Me ha gustado mucho ver que lo organizaban. Hace ya casi 5 años, cuando estaba en la Xunta lo propuse como una iniciativa que podía ser util como lo es en muchos proyectos de cooperación (el teatro es muy utilizado para acciones de sensibilización, sobre todo en temas espinosos, como el VIH Sida en Mozambique) y hasta aqui ha llegado, que bien.
Lembreime agora que no barrio do Castiñeiriño en Santiago, fíxose unha experiencia en video semellante: A Memoria do Castiñeiriño. Non o atopei en ningures en internet, oxala o colgue a Asociación de Veciños. Si atopei a nova
http://www.elcorreogallego.es/santiago/ecg/video-sobre-o-castineirino-durante-la-guerra-civil/idEdicion-2011-03-10/idNoticia-647499/